Por Vladimir de la Cruz*
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 30 DE JULIO, 2019-EL JORNAL). No hay en la historia nacional una tradición más fuerte, que convoque y movilice más costarricenses y habitantes de nuestra Patria, que la celebración de la Virgen de los Angeles. También se movilizan creyentes desde Centroamérica.
Se cumplen este año 384 años de leyenda, de tradición histórica y popular; de herencia cultural; de historias y testimonios de apariciones y hallazgos, de milagros, de intensa devoción, culto y fe religiosa que se celebra en Costa Rica cada dos de agosto, día que recuerda el hallazgo de la Virgen de los Angeles, la expresión más elevada de la Virgen María y de la tradición mariana en nuestra historia nacional.
La representación divina y humana de la Virgen recuerda, según la tradición católica, la realidad de la leyenda histórica de su origen, de su identificación socio cultural con nuestro pueblo; con la mujer, la madre y el hijo; con los valores de feminidad y maternidad en la vida social.
Cualidades de fortaleza, sabiduría, virginalidad y doncellez, discreción y silencio; triunfadora, benefactora y salvadora; capacidad de mediación y unión; dones de sencillez, humildad, sensibilidad, nobleza, pobreza y solidaridad, destacan en su culto.
En la historia latinoamericana, no en pocas ocasiones, se la asocia a la formación de la conciencia y sentido nacional, a la idea de Patria y a la defensa, incluso territorial, frente a alguna agresión o amenaza extraña. volodia
En los estandartes de la lucha liberadora, por la Independencia latinoamericana, estuvo presente la imagen de la Virgen, con sabor a criollo, mestizo, indio; como símbolo de salvación histórica y espiritual del pueblo. No casualmente también se le llama La Negrita, reflejando esta identificación étnica. Política, sociedad, economía, ideología y cultura se mezclan en su representación simbólica. En la Independencia estuvo presente su imagen con sabor a criollo, mestizo, indio, negro, pardo. Su representación morena refleja su época. Política, sociedad, economía, ideología y cultura se mezclan en ella.
Fue Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, gran investigador de la historia eclesiástica nacional, quien ubicó el hallazgo de la imagen de la Virgen entre 1635 y 1638, en la Puebla de los Pardos, o la Gotera, de Cartago. En 1639 se empezó a construir la ermita de Los Angeles. Su culto primero fue regional, luego nacional. Su condición morena valora y refleja la etnicidad de la época de su hallazgo.
La imagen que se venera en el Santuario de los Angeles la encontró una devota mulata en una piedra», más tarde conocida y bautizada como Juana Pereira.
Para Monseñor Sanabria, en el siglo XVII, el hallazgo de la Virgen borró la línea divisoria entre la clase dominante de los peninsulares y la de los dominados, facilitó la fusión de sangres y posibilitó la creación y formación del costarricense.
Hasta finales del siglo XIX la tradición histórica del conocimiento de la Virgen de los Angeles se dio principalmente en forma oral. El Obispo Bernardo Augusto Thiel fue de los primeros en fijar datos relativos a la Virgen de los Angeles.
En 1649 se creo la tradición de la Virgen de los Angeles y a empezó a divulgarse entre los pueblos de la Provincia de Costa Rica.
En 1652 se creó la Cofradía o Hermandad de Nuestra Señora de los Angeles, en Cartago. Ya, en 1653 se le consideraba a la Virgen como milagrosa. Desde 1678 se conoce la construcción de la ermita, «por los vecinos seculares de Cartago, concurriendo cada cual con sus limosnas para su fábrica».
En 1723, con motivo de erupciones del Volcán Irazú, sacaron en procesión la Virgencita, se le cantó y rezó y se consolidó el origen de su tradición.
En el siglo XVIII se le dio a la ciudad de Cartago el patronazgo de la Virgen de los Angeles, aunque la primera declaración del Patronato se hizo en 1737. Desde el 2 de agosto de 1737 se estableció el feriado en su nombre, fortaleciendo la tradición.
El 14 de julio de 1756, con motivo de los temblores de San Buenaventura, se reconoció oficialmente la tradición de su celebración, cuando en procesión solemne se le juró «recibir, venerar y tener por Abogada» a la Virgen de los Angeles, «para mejor asegurar su incontrastable defensa y pedirle socorro en cualquier tribulación». Por erupciones del Irazú, se le sacaba en procesión; se le cantaba y rezaba
El 14 de julio de 1782 se le declaró Patrona especial de la Ciudad de Cartago.
En 1807 ya existía en Guatemala un documento eclesiástico que hacía referencia al hallazgo de la Virgen, por Juana Pereira.
El 13 de octubre de 1821 en el Acta de la sesión del Ayuntamiento de Cartago, que conoció los Documentos de la Independencia, acordaron «que se suplicase… a la Patrona General de esta Ciudad… nos favorezca con los auxilios de su santísima gracia para nuestras determinaciones en la época tan lamentable…».
El 23 de setiembre de 1824, la Asamblea Constituyente, proclamó el Patronazgo nacional sobre el Estado de Costa Rica, días después que se habían robado su imagen, un dos de agosto.
El 4 de setiembre de 1852, el Obispo Anselmo Llorente consagró a la Iglesia de los Angeles. En 1856, en la guerra contra los filibusteros fue invocada la Virgen de los Angeles.
El 2 de marzo de 1862, se le concedió el título de Basílica al Santuario de los Angeles, título renovado el 22 de abril de 1877 y luego en 1892, por otros quince años.
El 21 de enero de 1872 el Papa Pío IX «concedió a perpetuidad, con las condiciones acostumbradas, la Indulgencia Plenaria, y remisión de todos los pecados, a todos cuantos visitaren devotamente, verdaderamente arrepentidos, confesados y comulgados, la Iglesia de la Virgen de los Angeles, desde las primeras vísperas hasta la caída del sol del 2 de agosto de cada año».
Hasta 1875 la imagen de la virgencita, en las procesiones, era conducida bajo palio. Ese año el Presbítero Domingo Rivas ordenó que se dejara esta tradición por considerarla contraria a la liturgia. Igualmente el Padre Ortiz compuso una Novena a Nuestra Señora de los Angeles, para sustituir la del Perpetuo Socorro que se rezaba en las festividades del dos de agosto. En 1880 el obispo Thiel renovó esta prohibición.
El Congreso de la República, en 1924, oficialmente confirmó y proclamó la Tradición de la Virgen de los Angeles. El 26 de noviembre de 1924 la Sagrada Congregación de Ritos de la Iglesia Católica aprobó el nuevo oficio de Nuestra Señora de los Angeles.
En 1926 se celebraron las fiestas de la Coronación. En 1932 y en 1975 el Congreso declaró feriado el 2 de agosto de cada año. El 26 de julio de 1935 se le dio al Santuario el título perpetuo de Basílica Menor, agregada a la Patriarcal de San Juan de Letrán, de Roma. En 1944 el Arzobispo Sanabria elevó el antiguo Santuario a Parroquia
El 2 de diciembre de 1956 se realizó la Segunda Coronación, como Reina del Trabajador, con motivo de la celebración del Segundo Congreso Nacional de la Juventud Obrera Católica.
Cuatro templos ha tenido a su devoción la Virgen de los Angeles. Dos en la época colonial; el tercero consagrado por el Obispo Llorente, en 1854, fue destruido por el terremoto de Cartago, en 1910.
El actual Santuario, empezado a construir en 1912, tiene una planta bizantina, cinco naves con dos cúpulas grandes y cuatro pequeñas; 32 ventanales fabricados en Alemania con escenas alusivas a la Virgen. Las campanas de 900 kg. fueron traídas de Francia. Su altar, en oro y estilo barroco, en forma de torre, tiene más de 200 años y allí se custodia y venera la Virgen de los Angeles.
Dentro de la Iglesia hay urnas con ex-votos de oro y plata de los fieles agradecidos por sus plegarias y, en la cripta, bajo la Capilla del Nazareno, se conserva la piedra, que según la tradición sirvió de pedestal para las apariciones; debajo de esa piedra nace una fuente de agua.
El 3 de agosto en procesión se lleva la Virgen a la Iglesia Parroquial de Cartago, por un mes, para recibir los homenajes de los vecinos de la ciudad y de los pueblos cercanos.
El primer domingo de setiembre se realiza La Pasada, cuando regresa la Virgen a su Santuario, con gran procesión.
*Reconocido historiador costarricense.