(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 07 DE OCTUBRE, 2016-EL JORNAL). El nuevo impulso al impuesto a las sociedades anónimas se hace bajo la farsa de que con ese dinero se mejorará la seguridad del país, lo cual es un razonamiento pobre, politiquero y oportuno, con el único fin de justificar el mal manejo que se ha hecho del tema en los últimos años.
Los diputados del Frente Amplio han fracasado en aprobar por la vía rápida el citado impuesto y sorprende que esta agrupación sea tan poco reflexiva y analítica, cuando por su sustento histórico (siempre se ha supuesto que la izquierda piensa más y mejor que la derecha) debería actuar con mayor altura.
El Ministro de Seguridad, Gustavo Mata, también ha pregonado el mismo argumento: que la seguridad depende de más policías y más recursos, y en el hipotético caso que esos elementos estuviesen a su disposición, nada garantiza que la inseguridad del país cambie en los próximos meses y años.
Los argumentos fáciles siempre se dan cuando faltan ideas. Las soluciones superficiales siempre se dan cuando falta conocer, a profundidad, la realidad de las cosas, y eso es, me parece, lo que sucede con la seguridad.
Con dicho impuesto no solo se castiga a las grandes sociedades, sino que es otra piedra en el camino para los emprendedores, en un país en el que este sector se topa, a diario, con todas las trabas que puedan imaginarse.
