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La falacia de la actitud tras las goleadas

(LUNES 30 DE ENERO 2023-EL JORNAL). Cuando un equipo es un desastre en la cancha de inmediato salta la chispa de la justificación: faltó actitud.

Y si no es la actitud, que es esoterismo puro, aparece la otra justificación: fue un accidente. Por ambos caminos solo se lleva a la confusión. Paulo Wanchope se equivoca cuando busca explicar la goleada desde la actitud.

A Cartaginés lo golearon 5 a 1 en un partido desastroso y su entrenador apeló a la actitud. A la Selección Nacional la vapulearon 7 a 0 ante España, y Luis Fernando Suárez salió a decir que había sido un accidente.

Quizá piensen, como Jeaustin Campos, que la prensa deportiva es rosa. Es decir, que es incapaz de analizar y pensar bien. Y por extensión le toman el pulso al aficionado, que como ama su equipo, con el dolor en el alma se va faltando 25 minutos del Colleya Fonseca, porque lo que ve en el campo no es de un equipo profesional, sino de uno de aficionados que, por error, saltó a la cancha del estadio guadalupano.

El propio Jeaustin Campos adujo el otro día que se debía hablar más de fútbol, pues entonces no me vengan a mí con que las goleadas citadas, la de Cartaginés y la de la Selección, la reitero porque aquí no hay memoria, no obedecen a ninguna actitud ni a ningún accidente.

Los desastres del Cartaginés y de la Selección tienen un nombre: sus entrenadores son los principales responsables, con alguna complicidad, desde luego de los jugadores, pero los señores que se sientan en el banquillo son los verdaderos responsables, y nótese que hablo de responsables no de culpables, aunque esto suene a trabalenguas.

Si los técnicos quieren que hablemos de fútbol ellos tienen que respetar ese mandato, y no salir a tirar balones fuera aduciendo a actitudes y accidentes. No más falacias, que la prensa y el aficionado entienden de fútbol, los entrenadores no son unos elegidos de Dios y los únicos que sí saben de este negocio.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y EL JORNAL

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