(VIERNES 22 DE SEPTIEMBRE-EL JORNAL). Hace una semana se disputó el juego-Guanacasteca-Liberia y se quiso vender como un clásico. El clásico de la pampa, el clásico de Guanacaste, el nuevo clásico.
Palabras iban y venían y los colegas, que repitieron como loras el término, no se tomaron la molestia, si quiera, de darse una ligerísima visita por el Diccionario de la Lengua Española (DLE), que así se llama ahora, para confirmar que cuando se trata de enfrentamientos locales, la palabra que el mundo del fútbol eligió es derbi.
El DLE lo dice muy claro en la segunda acepción referida a derbi: “Encuentro, por lo común futbolístico, entre dos equipos cuyos seguidores mantienen constante rivalidad, casi siempre por motivos regionales o localistas”.
La enseñanza que nos deja esta ‘rivalidad’ entre un clásico y un derbi, es que las palabras cuentan, en la vida y en el fútbol.
Por eso, hay que tener mucho cuidado con el uso de las palabras y tal parece que a nuestra prensa le daba igual hablar de un clásico o un derbi, porque qué importa si se repite como una mantra y vendo el producto, cuando detrás debería de existir el afán de precisión y un afán educativo.
No es lo mismo un camello que un dromedario le dijo el abuelo Nicolás Márquez a un niño que desde que tenía seis años ya empezaba su fascinación por las palabras y un 10 de diciembre de 1982 terminó en Estocolmo recibiendo el Premio Nobel de la Paz: Gabriel García Márquez.
Por lo tanto, la distinción que aludo entre clásico y derbi no es baladí, tiene relación con la seriedad y el profesionalismo con que se asume un oficio como es el de periodista.
Y es que está más claro que el agua. Respecto al origen de la palabra classicus, que viene del latín, la Real Academia Española, apunta: “’de la primera clase social’, ‘distinguido, eminente’, ‘de primer orden’”.
Eso es precisamente un clásico: un juego de primer orden, distinguido, eminente”. Derbis pueden haber muchos, pero clásicos uno, y en el caso de Costa Rica es Saprissa-Alajuelense, de eso no hay ninguna duda, aunque algunos se inventaron el “clásico del buen fútbol y el clásico provincial”, en una bana y fallida ilusión de crear un ‘clásico’, con lo cual también generaron confusión.
La misión del periodismo, de todos los tiempos, ha sido jerarquizar, explicar, entender y comunicar bien, situación que con el partido Guanacasteca-Liberia explotó por los aires por la falta de rigurosidad a la hora de informar.
El buen periodismo, como decía el excelso poeta y ensayista José Martí: “educa, entretiene e informa”. Y entre un clásico y un derbi hay abismos insalvables.
Por cierto, este domingo, a la 1 p.m. hora de Costa Rica, se disputará el derbi Real Madrid-Atlético de Madrid en el Cívitas Metropolitano.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL