(LUNES 03 DE ABRIL 2023-EL JORNAL). Alajuelense vuelve a dejar dudas en un momento clave de la temporada. Y todas las miradas se dirigen hacia el entrenador Andrés Carevic. Ayer, frente al Saprissa, en un partido de los llamados grandes, los rojinegros fallaron de nuevo.
Esas asociaciones las hace el aficionado, que confunde falta de solvencia en el terreno de juego, con ausencia de coraje, entrega y compromiso. De nada de esto último carece la Liga.
El mayor fallo que observo es en la táctica y la estrategia. Le sucedió con Los Ángeles FC en Concacaf y ahora con Saprissa. Cuando hay que tirar las líneas para alzar la cabeza, los manudos al mando de Carevic se achican, por falta de una comprensión sólida del desafío que tienen en frente.
Las grandes batallas se ganan antes de que comiencen los enfrentamientos, dicen los viejos generales, y Carevic esto todavía no lo ha comprendido.
Puede ser una carencia pasajera, pero ya se ha repetido unas cuantas veces, en este período y en el anterior del técnico argentino.
Es una cruz muy pesada la que carga Carevic y sus muchachos, desde aquella noche trágica en que perdieron la 30 en el último suspiro.
Contra los morados, ayer, en el Morera Soto, fallaron en los momentos cumbre del juego: reciben un gol al final de esa primera parte, lo que para cualquier equipo siempre es desastroso y cuando tenían el empate a la distancia de un lanzamiento de penal, erraron en el remate.
No basta con llegar, hay que saber llegar, como decía la vieja canción de amor, y a la Liga le falta esa contundencia en el puntillazo final.
En estos tiempos de reflexión que se avecinan, Alajuelense camina por la calle de la amargura con su pesada cruz a cuestas: o ajustan a la mentalidad de un equipo ganador, o se quedarán viendo pasar la procesión de los triunfadores.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL