(JUEVES 26 DE ENERO 2023-EL JORNAL). Las palabras tienen demasiado poder. Más del que pensamos. Ha sucedido en múltiples ocasiones, que detrás de las palabras van los hechos, y muchas veces, lamentables.
Hoy en un puente en las cercanías de Valdebebas, el centro de entrenamientos del Real Madrid, apareció una pancarta que decía: “Madrid odia al Real”, acompañada de un muñeco que aludía a Vinicius Jr.
El jugador brasileño ha sido tildado de manera irresponsable por un sector de la prensa española como ‘provocador’ y ahora los ultras del Atlético responden con esta imagen peligrosa y que ha de llamar a la reflexión, porque la violencia es violencia en Madrid o San José.
Y no se puede tolerar una situación como esta, porque de ahí a una acción contra el futbolista hay un paso. Por eso, no se le debería de dar a cualquier un micrófono. Como cualquiera no puede ser periodista, si no se ha preparado. (En Costa Rica basta con tener un celular, ya lo sabemos).
Es terrible que a jugador por su picardía, por su constante dribling se le tache de ‘provocador’. El fútbol de siempre ha tenido a los Garrincha, a los Pelé, a los Cruyff, a los Maradona. ¿Eran provocadores porque dejaban uno, dos, tres, y hasta cuatro adversarios en el piso?
La insesatez se ha apoderado de muchos que creen que por tener un micrófono en la mano pueden opinar correctamente. Para opinar hay que prepararse, cultivarse y tener claridad de lo que pueden representar las palabras.
Hoy, sufre Vinicius este ataque. Mañana puede ser cualquier otro jugador que algún irresponsable denomine ‘provocador’.
La violencia en el fútbol tiene muchas formas, incluidas las del racismo, de las que también ha sido víctima el delantero del Real Madrid, a quien se responsabiliza por esos insultos. Es una locura.
La crucifixión de un futbolista en los estrados de la palabra, es de una gravedad extrema y no se puede tolerar bajo ningún concepto.
