ENTRE PARÉNTESIS
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 07 DE DICIEMBRE, 2015-EL JORNAL). La ligereza con que se aborda el presente destroza todo lo que se encuentre a su paso. Le ha sucedido a la crónica de fútbol en Costa Rica. Hace ya unos años que la borraron de los periódicos, aunque todavía quedamos algunos ingenuos que tenemos la esperanza incierta de que cualaquier lunes, los nuevos cronistas nos van a sorprender con una buena historia, pero no es así y, claro, la decepción es total.
El juego entre Cartaginés y Uruguay, ayer en el estadio José Rafael Fello Meza tuvo tanto drama– con ese gol agónico, en el tiempo muerto, cuando los corazones blanquiazules se resignaban, una vez más, a un nuevo fracaso–, que es de esos días en que uno tiene la sensación de que la historia se escribirá sola.
Pero en el día posterior se abre el periódico y se topa uno con aquella historia tan insulsa, tan pobre, tan falta de sensibilidad, de arte, de profundidad, tan desarraigada que bien la pudo escribir un escolar mientras navegaba absorto en su tableta.
Leía, en primera juventud, a los cronistas de La Nación y me imaginaba el partido, revivía el partido, en especial a Roberto García y a Ricardo Quirós, y entonces cada lunes era una devoción ir a ver cómo me contaban el juego. Gaetano Pandolfo, con un estilo más sobrio, también mereció siempre mi admiración.
Ahora ya no se puede hacer eso, porque los que escriben crónicas, hacen notas informativas, pero, con todo respeto, no saben escribir una crónica.
Es una lástima enorme el haberle puesto el lazo negro a este magnífico género. Quedan aún las crónicas de fútbol de El País de España, más inclinadas al análisis que a la poesía, pero se agradecen, porque en mi país pasó un vendaval y de esas crónicas que eran dignas de coleccionarse no quedó nada.