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Kenneth Vargas tiene razón

(JUEVES 04 DE JULIO, 2024- EL JORNAL). El ‘manifiesto’ de Kennet Vargas en su red social de Instagram ni es un calentón, ni es inoportuno; todo lo contrario, es un mensaje valiente y que interpela, sin nombrarlo, directamente al entrenador Gustavo Alfaro.

Vargas, que venía de hacer una excelente temporada en el Hearts of Midlothian, no jugó ni un solo minuto en la Copa América y ya desde antes se percibía que la sintonía con el entrenador de la Selección Nacional no era la mejor.

En una entrevista, de hace ya varios meses, Vargas había dicho que en el Hearts podía jugar por todo el frente del ataque, pero que en la Tricolor lo supeditaban a una demarcación más específica.

¿Hirió la sensibilidad de Alfaro? Le sentó el entrenador en los restantes juego como castigo como para dar a entender aquí mando yo? ¿Se extendió ese ‘castigo’ a la Copa América? No lo sabemos, pero hay coincidencias entre las declaraciones y el posterior cambio en relación con el futbolista por parte del técnico..

Estoy totalmente de acuerdo en que Vargas haya expresado su ‘frustración» y pida explicaciones, porque a lo interno, se deduce, no las tuvo. La otra opción es que Alfaro no le convoque más, pero en este caso quedaría retratado de cuerpo entero, tanto él como la Federación Costarricense de Fútbol, que ahora pregona, con su técnico, que los jóvenes son el futuro.

Si eso es cierto, la Federación y Alfaro tienen una inmensa e inmejorable oportunidad de demostrarlo, dándole al «Caso-Vargas» el tratamiento que se merece y así solventar el tema con el jugador.

Si escogen la vía que le aplicaron a Manfred Ugalde, harán lo mismo que hizo Rodolfo Villalobos y Luis Fernando Suárez.

La pelota ahora está en el tejado del entrenador y de la Federación, tras un acto valiente de Vargaas, que sabe, desde luego, que ahora todos lo señalarán, todos se lavarán las manos y todos le pondrán un sinfín de adjetivos negativos.

Sabe por qué, señor Vargas, porque lo fácil en esta vida es acomodarse y aquí sobran los acomodados, y no hay que ser Nostradamus para darse cuenta de esta cruel y triste verdad.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

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