(LUNES 23 DE NOVIEMBRE, 2020-EL JORNAL). El fútbol se ha precipitado por una vertiente industrial que lo ha convertido en un producto más de ese capitalismo salvaje del que hablaba el Papa Juan Pablo II.
De modo que ‘jugar bien al fútbol’ es ya una extrañeza. Es extraño, además, pedir algo que debe ser connatural al deporte más popular del mundo. Sin embargo, ese ‘jugar bien al fútbol’ es hoy excepción y no regla.
¿Qué es ‘jugar bien al fútbol’? Es no temerle a la pelota. Es tener criterio con el balón. Es recordar que el fútbol se gana con goles y que jugar hacia atrás debe ser una posibilidad pero no la principal opción, como sucede en la actualidad en una gran cantidad de ligas, empezando por la costarricense.
Alfredo Relaño, maestro del periodismo deportivo español, se quejaba el fin de semana en una transmisión de la Cadena Ser de que desde el comienzo del partido los equipos están pensando en jugar la primera pelota hacia atrás. Eso es síntoma de un mal mayor. El olvido de la alegría, de la creatividad, de insistir en que en los partidos se triunfa con anotaciones.
Por tal motivo, los goleadores valen oro. Son oro puro. Y cada vez se encuentran menos aquellos goleadores con un olfato innato.
¿Qué hace cuando tiene la pelota? Es la primera pregunta para saber si un equipo juega bien o mal al fútbol. A partir de ahí, cuánto dura y cómo genera situaciones reales de gol es otro de los parámetros. Y la segunda pregunta clave cuando hablamos de ‘jugar bien al fútbol’ es: ¿Qué hace y dónde recupera la pelota? Como se observa, el fútbol es un deporte maravilloso, pero no se requiere un doctorado en física cuántica para entenderlo y descifrarlo. Desde luego que estoy resumiendo los grandes principios, pero ellos marcan el camino del análisis.
En ese sentido, hay que darle el lugar que se merece a la pelota e intentar buscar una ofensiva que le dé a los aficionados ese gusto que recibían en otros tiempos, en el que los goles, las fintas, las gambetas, el riesgo, y los desbordes estaban a la orden del día.
‘Jugar bien al fútbol’ no es la conquista del espacio: está al alcance de todos los equipos que tengan la disposición para ello. En esa medida, el fútbol costarricense debe hacer autocrítica y preguntarse hacia dónde va, ahora que la Selección vive horas bajas y el campeonato de la Primera División tiene un rendimiento medio y discreto, y que mira más hacia abajo que hacia las estrellas.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.