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Juego de niños

(JUEVES 12 DE OCTUBRE-EL JORNAL). La escogencia del entrenador de la Selección más parece un juego de niños que un asunto trascendente para el futuro del fútbol nacional y de la propia Federación Costarricense de Fútbol.

Mientras Claudio Vivas sostuvo que su labor de escogencia había finalizado y que ahora le correspondía a la parte administrativa evaluar a los cuatro candidatos finales, ayer Osael Maroto, a su regreso de México, dijo que están esperando la propuesta del director de Selecciones Nacionales.

¿A quién le creemos a Maroto o a Vivas? Un tema que debió resolverse de forma expedita, como lo dijo el entrenador Walter Centeno, quien lleno de sentido común expresó que si por él fuera, eso lo hubiera finiquitado en una tarde.

Pues ahora, entre Maroto y Vivas se pasan el balón y se nota que ninguno de los dos tiene mucha técnica, porque, por el momento, se les notan las costuras a la hora de dominar la situación.

Según dejó entrever ayer Maroto, en ese listado final podrían estar Jorge Luis Pinto y Alexandre Guimaraes, no mencionó a Jeaustin Campos, pero los dos primeros, de acuerdo con lo que ha trascendido del entuerto, estaban descartados.

Lo que se nota entre lo que dice Maroto y lo que afirma Vivas, es que no hay un discurso unificado, es decir, no hay claridad de por dónde va la procesión.

Una Federación que no dispone del presupuesto real para contratar a un entrenador de alto calibre, por los salarios que superan en la mayoría de las ocasiones los $100.000, mensuales, mejor hubiera hecho un balance de qué técnicos estaban al alcance y enfocarse en ellos, así como en el conocimiento que tenían del medio costarricense.

Extraña escuchar las declaraciones de Maroto de que deben de tener cuidado en no equivocarse, lo cual no solo se da por hecho, sino que también debe entenderse que en el mundo actual las decisiones van mucho más rápido, en todos los campos, que las que se tomaban en 1990, por ejemplo.

La Federación eligió enredarse en sus propios mecates, la Selección sigue sin técnico y no parece que haya claridad en torno a la escogencia: parece como si la elección del entrenador fuera un juego de niños.

 

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

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1 COMENTARIO

  1. Qué tristeza me da. Las decisiones de los nuevos directores de la Federación de fútbol, vienen caminando de rodillas. En estos momentos, ya se debiera tener al nuevo entrenador trabajando, pero no. El señor Osael le tira la pelota a don Claudio y este se la devuelve.

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