(MARTES 22 DE FEBRERO, 2022-EL JORNAL). Jeaustin Campos habló de la constancia como una de las luces que guían su quehacer como entrenador. Esa es una palabra rara, desconocidad y vilipendidada por el entorno del fútbol nacional y más allá.
Y lo es, porque ser constante requiere de disciplina, entrega, preparación, y anchura de miras, mucho de lo que falta en el ser costarricense.
Haruki Murakami, el gran escritor japonés que en esta o en la otra vida al final ganará el Nobel de Literatura, decía en su libro “De qué hablo cuando hablo de escribir”, que en su trayectoria había conocido a muchos escritores con una, dos e incluso tres novelas buenas, pero que luego desaparecían del ring de la literatura.
Y eso pasa con los futbolistas: a veces hacen una, dos, tres temporadas y se encumbran para en la cuarta caer en el olvido.
Le está pasando y es como un yerro ardiente en el Herediano: vienen de ganar el campeonato y en este torneo solo dan palos al aire, en busca de recuperar a aquel equipo solidario que además tenía contundencia.
Hoy no, hoy es lo contrario, al punto de que Jeaustin Campos dijo que algunos de sus jugadores “tenían el pecho frío”, frase que en el contexto futbolístico significa que no entran conectados al partido, que pierden los duelos de balones divididos, y que les falla la concentración.
Ser flor de un día es muy fácil, pero llegar al final del camino es otra historia. Para ello se rquiere, precisamente, perseverancia, que es prima hermana de la constancia y si nos descuidamos alguien nos mete un gol y vuelve a ambos términos sinónimos.
La constancia tiene que ver con el compromiso: el 12 de agosto de 2017 la noticia de lo hecho por el actor italiano Giovanni Mongiano le dio la vuelta al mundo. Cuando llegó a presentar su monólogo, se percató de que no se había vendido ninguna entrada; sin embargo, salió al escenario y dio la función de una hora y veinte minutos como si el teatro estuviera repleto.
Un jugador constante se cuida sin que nadie le vigile. Se queda una hora de más sin que nadie se lo pida. Pregunta si tiene dudas sobre esta o aquella jugada, porque en el fondo de su alma sabe que una golondrina no hace verano, y que no bastan unos cuantos buenos partidos, se requieren muchas temporadas, como lo han hecho Messi y Cristiano, para demostrar de la madera de la cual están hechos.
Así que Jeaustin Campos sabe, muy bien, que en el ring de la constancia no todos se mantienen de pie.
