(JUEVES 17 DE OCTUBRE, 2024-EL JORNAL). Jafet Soto dijo ayer, tras el partido de Herediano ante Puntarenas, que quiere escuchar los audios del VAR.
Es una medida que debió adoptarse desde que comenzó a utilizarse este sistema en Costa Rica, pero lo que me llama la atención es que el señor Soto no está pensando en el bien común de los 12 equipos de la Primera División, sino en el suyo propio.
Es decir, si tuviera que legislar, lo haría pensando solo en los colores rojo y amarillo, a pesar de que él también forma parte del Comité Ejecutivo.
Por eso, cuando ayer reiteró que haría la petición como presidente del Herediano, volvió a surgir la extraordinaria situación de en una sola persona se concentre la gerencia, la presidencia y la representación ante el máximo organismo del fútbol nacional.
Y claro, el VAR es perfecto hasta que no afecte a mi equipo. En el momento en que ello suceda, es la hora de alzar la voz y el pacto de silencio en torno a una herramienta que solo mejora en un porcentaje pequeño los aciertos, y que debería enfocarse, únicamente, en los errores claros y manifiestos, como lo recuerda siempre Eduardo Iturralde González, exárbitro y hoy comentarista estrella de la Cadena Ser.
El VAR, ese experimento que se hace hoy en Costa Rica, entonces, es útil hasta que no le toque la lotería al equipo que cada quien representa, porque en ese momento se transforma en el monstruo de mil cabezas.
Ahora, si el señor Soto habló de los audios para conocer los pormenores de la expulsión de Marcel Hernández, bien pudo ahorrarse la preocupación, porque la roja era más que evidente, incluso sin VAR.
Los audios públicos del VAR, en caso de que atiendan el reclamo del señor Soto, solo vendrán a ponerme morbo a una herramienta, desde mi punto de vista, innecesaria, de la manera en que se está utilizando, si fuera, de nuevo, como dice Iturralde, sería más útil.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL