(LUNES 09 DE MAYO DE ABRIL-2022- EL JORNAL). La actitud de Marcel Hernández contra dos de sus compañeros –Daniel Chacón y José Luis Quirós—es inadmisible, irrespetuosa e improcedente.
Un líder no se comporta de esa manera. Tanto histrionismo es inncesario si el verdadero objetivo era mantener a flote la moral del equipo en los escasos minutos que quedaban ante San Carlos.
No he visto, en 25 años de cubrir fútbol en mi condición de periodista, que ningún ídolo de los grandes como Pelé, Maradona, Cruyff, Di Stéfano o Cristiano hayan procedido como lo hizo Hernández, y eso que Cristiano ha tenido momentos cuestionables.
Es cierto que Chacón y Quirós fueron cómplices en el penal, pero eso no le da pie a Hernández para empujarlos de esa manera y a vista y paciencia de todo el mundo. Me pregunto si Hernández, como jugador, se habrá equivocado alguna vez. ¿Qué pasaría en un futuro juego, si en el momento crucial Hernández falla una clara acción de gol y es empujado por uno de sus compañeros en represalia por el error cometido? ¿Responderá el delantero con una rosa o un puñetazo?
No veo cómo justificar el impropio comportamiento de Hernández, por más razón que tenga en la génesis de la jugada.
Alguien tendría que recordarle a Hernández, quizá el técnico, que así no se procede con un compañero: con matonismos no se llega a ninguna parte. Son muchas las interrogantes que quedan en el camino. No vi ninguna reacción de Hernández, por ejemplo, cuando Michael Barrantes regaló una pelota en salida y propició el tercer gol de Herediano. ¿Por qué Hernández no fue a empujar y encarar a Michael Barrantes? Mi abuelo, que gustaba de los dichos y hechos de la vida, solía decir: “el frío no está en las cobijas”.
Quien quiera justificarlo, respeto sus argumentos, pero desde mi punto de vista Hernández debería pedirle disculpas públicas a sus compañeros, dado que los empujones y las ofensas fueron a vista y paciencia de todos los que estaban en el Carlos Ugalde, y de quienes seguían la transmisión televisiva.
Solo un detalle: no me vengan a decir, por favor, que eso es fútbol, que humillar a dos compañeros en público, es fútbol.
