(MIÉRCOLES 15 DE JUNIO -2022- EL JORNAL). La clasificación al Mundial es una oportunidad inmejorable para que el fútbol costarricense ponga la casa en orden. Ahora ya hay una presencia garantizada en Catar, por lo que hay ser luz afuera y dentro del país.
Ayer se consiguió lo que al final de la primera vuelta de la octogonal parecía imposible, y eso ha de servir para mirar más allá del presente.
Costa Rica, con un potencial futbolístico extraordinario, tiene que aprovechar los $12 millones que significan la presencia en el Mundial para invertir en infraestructura, en ligas menores y darle a las diferentes ligas una mejora significativa.
No es posible que seamos un país mundialista ya en seis ocasiones y haya partidos que se jueguen a las 3 p.m. porque no hay iluminación en el estadio, o que sigamos con la incógnita de no tener ni idea quiénes están detrás de los equipos y con qué fines.
En medio de la dichosa algarabía que representa obtener un boleto a Catar, y en una forma extrema como es un repechaje, es el momento idóneo para que más allá de la euforia, se hagan compromisos a mediano y largo plazo.
El país futbolístico ha de entender que si haciendo las cosas a medias se alcanzan logros como el de ayer, la pregunta es qué pasaría si se trabajase con mayor orden, profesionalismo y ambición.
De forma tal, que a la vuelta de Catar es preciso que se aclare la denuncia de los árbitros, la denuncia de Jicaral, la de un sector de árbitras, para que se sienten las bases y haya una real y verdadera transparencia.
Este fútbol, si quiere apuntar alto, no puede seguir sumido en las brumas, a sabiendas de que tiene lo más importante para escalar en el cada vez más competitivo ámbito internacional, el que los jugadores, si ascienden al primer plano más allá de los 18 años, ya llegan tarde.
Es hora, por ende, de poner la casa en orden, y de que los sectores que se sienten excluidos del balompié nacional, tengan la oportunidad de ser tratados en igualdad de condiciones.
Y este es un aspecto político del fútbol: decidir si unir o dividir, y con una Selección mundialista, gracias a la victoria ante Nueva Zelanda, la escogencia parece más fácil que nunca.
