(LUNES 11 DE OCTUBRE, 2021-EL JORNAL). Cuando todo apuntaba, por las reiteradas improvisaciones a lo largo de tres años, a que octubre podía ser un mes de pesadilla, la Selección Nacional suma cuatro puntos en dos juegos, y más allá de lo que ocurra el próximo miércoles en Estados Unidos, pasa la prueba y descubre que hay vida en Marte.
Aunque el equipo acabó pidiendo la hora en Honduras de ahí se trajo un punto valioso, que ayer se refrendó ante El Salvador, en un partido en el que el primer tiempo y parte del segundo afloraron las deficiencias, volvieron a aparecer las ocurrencias del técnico Luis Fernando Suárez y las individualidades por ráfagas marcaron diferencia, con Celso, Campbell, muy vigilado, y Navas.
Costa Rica necesitaba ganar y lo hizo. Las sensaciones no son las mejores, pero los triunfos le permiten a los jugadores y a los técnicos trabajar con más tranquilidad de cara al partido siguiente.
La Selección no está para tirar las campanas al vuelo. Le alcanzó para sobrevivir en octubre, que es lo más importante, pero ese lastre de ser un equipo inconcluso todavía pesa demasiado. El Salvador, que conoce muy bien sus limitaciones, es, como equipo, más que Costa Rica. Ayer, sin embargo, hay que agradecer los errores de bulto de Hugo Pérez, quien modificó su mejor zona, el mediocampo, y le dio un aire a la Selección.
La Tricolor es un campo de experimentos, como el fallido de Keysher Fuller. Lo incluyeron para dar sorpresa por la banda y no funcionó. Luego, el ingreso de Oviedo tampoco termina de convencer. No se nota claridad del banquillo en la cancha. Pese a ello, están los tres puntos que es lo mejor, y una defensa que en general se ha comportado a la altura, pese a los cambios de sistema y de algunas figuras, como sucedió ayer.
Mientras Keylor siga apareciendo como el salvador, quiere decir que hay mucho trabajo por hacer. No obstante, la Selección, en medio de sus abismos, descubrió que hay vida en Marte.