(MIÉRCOLES 08 DE FEBRERO 2023-EL JORNAL). El fútbol, como la sociedad, ha evolucionado, y no podemos volver a los 70 y 80, en los que a los talentos los molían a patadas. Los mejores ejemplos de ello fueron Pelé y Maradona. Pelé era frenado a punta de patadas, sí de patadas, porque a las cosas hay que llamar las por su propio nombre. En la primera época de Pelé no existían ni siquiera las tarjetas para protegerlo.
El 24 de septiembre de 1983, en el minuto 59, Andoni Goikoetxea, defensor del Atlhetic de Bilbao, atacó de forma salvaje a Diego Armando Maradona, le partió el tobillo izquierdo en una de las imágenes más terribles del fútbol de todos los tiempos.
Por eso, hay que parar a tiempo la violencia contra el talento, no se puede justificar que no hizo daño, basta con la intención. No lo lesionó, he escuchado decir a algunos colegas. O peor aún: ‘llegó tarde’. No, señores, no llegó tarde, fue a hacer daño y lo hizo o en el mejor de los casos tentó al desastre con una lesión a su colega.
Las imagénes del juego Grecia-Herediano, en las que Fernando Lesmes denunciaba aruñazos de Fernán Faerrón no dejaban duda de lo sucedido en el campo. Y no pasó nada. Ayer, Faerrón ante Santos, muerde a Alvin Bennett, y por ahí oigo a algunos que no alcanzó a hacerlo y que además no hizo daño. Es peligroso dar un micrófono a cualquiera, ya lo sabemos, aunque sucede todos los días.
No podemos seguir tolerando estas actitudes. Y volviendo al caso de Faerrón, el primero que debería imponerle una sanción es el Herediano, o van a disfrazar sus actitudes antideportivas con que responden al coraje, a la rudeza y a la fidelidad al escudo.
Basta ya: hay que proteger al fútbol.