(MARTES 19 DE ENERO, 2021-EL JORNAL). José Luis Mendilibar es desde hace seis años el entrenador del Eibar, un club modesto y modelo en el fútbol español por la manera en que lo gestionan.
El sábado 16 de enero, el Eibar perdió 3 a 1 contra el Navalcarnero, un equipo de la segunda división B de España.
La derrota fue dolorosa, porque el Eibar nunca se encontró y porque no cayó por casualidad, sino que fue superado por su desconocido rival.
Cuando los jugadores del Navalcarnero tenían montada su fiesta en el vestuario y celebraban el haber pasado a los octavos de final de la Copa del Rey, un golpe elegante en la puesta del vestuario los interrumpió. Hubo una pausa, un silencio para determinar la razón de quien tocaba.
Era José Luis Mendibilibar, quien no se podía regresar a Guipúzcoa, donde tiene la sede el Eibar. Es el gesto es grandioso, porque no solo es aceptar que el otro fue mejor, sino que es volver a las raíces. Mendilibar nunca jugó en Primera División. Siempre anduvo en equipos de segunda con el Bilbao Athletic, Sestao Sport Club, Logronés y el Lemona, de la segunda B, y hoy desaparecido.
En una magnífica conversación con Vicente Del Bosque, en diciembre de 2020, Mendilibar aseguraba que “era el antientrenador moderno, no llevo tableta”.
Y sobre ese estilo de jugar para atrás, del temor a romper la estética para seguir a la moda, le decía a Del Bosque: “Ahora el pase largo no existe. Parece que es un pelotazo. Un despeje tampoco existe. Ni una entrada. Ahora solo se habla de defender con el balón. ¡Qué cojones vas a defender con el balón!”.
El Eibar se quedó en el piso por un Segunda B, y su entrenador lejos de su amargura por la caída, fue a felicitar y a reconocer la gran labor del equipo en el que juegan dos hijos de Juan Eduardo Snáider: Juan y Facundo.
Cuando de grandeza se trata, esta se puede gestar en silencio.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.