(VIERNES 03 DE MAYO-2024-EL JORNAL). La llegada de Julio César Dely Valdés al Santos de Guápiles fue una apuesta arriesgada. No conocía el medio costarricense y la situación del equipo era más que delicada y se perfilaba, por rendimiento, como el principal candidato al descenso.
Personalmente, consideré que era un error por los elementos antes indicados, pero el técnico panameño hizo que su club arañara los puntos necesarios para salir del agónico penúltimo lugar y la victoria ante Grecia selló, prácticamente, su permanencia un año más en la Primera División.
Como jugador, Dely Valdés tuvo una extraordinaria trayectoria, que se catapultó en Nacional de Uruguay, en el PSG, Real Oviedo y en el Málaga de España, donde es un ídolo indiscutible.
A sabiendas de que las posibilidades de dirigir en Centroamérica, incluso para una figura histórica como él, son difíciles, aceptó el enorme reto de asumir al Santos en las condiciones en que estaba.
Era aquello de que de todas maneras no pierdo nada y se vino a bailar con la más fea, a un carnaval que más que gozo estaba lleno de máscaras superpuestas, porque los gaupileños eran un barco a la deriva desde el punto de vista futbolístico.
Y con conceptos básicos, como mejorar el orden del equipo y partir de la convicción de que sí existía un mañana, obtuvo la ansiada permanencia, a falta de que se confirme matemáticamete.
Golazo de Dely Valdés con el Santos. Equiparable a los que alcanzó con el PSG, Málaga y Nacional.
Lo hizo en medio la adversidad y guiado por la humildad. Ojalá que su propuesta venga a enriquecer los banquillos, aunque deberá pedir refuerzos para la próxima temporada, si no quiere afrontar un calvario largo y desgastante.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL