(MIÉRCOLES 11 DE ENERO 2023-EL JORNAL). Se retira un gran jugador que no quiso explotar su talento en toda su dimensión. Tuvo el mejor escenario posible: el Real Madrid, pero faltó muchas veces a la cita.
Y aunque se va millonario, se va por la puerta de atrás. A los 33 años deja el fútbol cuando hay otros, como Cristiano Ronaldo, que lo ha ganado prácticamente todo, pero quiere más, y que le cambiaría a Gare Bale esos 33 años por sus 38.
Aunque suene extraño, a Bale le faltó ambición. En su haber ya tiene un Mundial y cuatro champions, que no es un palmarés menor, pero se marcha con la sensación de que podía volar más alto. Es un ejemplo de que una carrera mal gestionada, por más paraísos que toque, puede terminar con un asterisco.
Los jóvenes no deben inspirarse, para nada, en Bale. En estos tiempos son Cristiano y Messi los caminos a seguir. Son, en el buen sentido del término, insaciables. Si juegan un partido de cinco contra cinco en el barrio quieren ganar. Y no es que ganar sea lo único valioso en el deporte, porque hay valores como la constancia, la disciplina, la pasión, que son enormemente útiles en la vida, pero cuando se gana de alguna manera se establece que la ecuación elegida fue la correcta.
Cuando le preguntaron a Guardiola por Bale, dijo no sin una fina ironía, que ahora sí que será un extraordinario jugador de golf.
Una lástima que ese gran talento, esa gran zancada, esa gran capacidad para hacer goles y ese potencial físico, no hayan estado acompañados de una mentalidad ambiciosa, que lo llevara a competir con los mejores de su tiempo.
Bale es un espejo roto, lleno de millones, sí, pero falto de la gran gloria con que pudo haber coronado su carrera.