(LUNES 20 DE DICEIMBRE, 2021-EL JORNAL). El refranero y las sentencias populares no paran nunca de destilar sabiduraría a raudales. Aquel lema de que gallo viejo con el ala mata resume a las mil maravillas lo sucedido en la Gran Final, en la que Jeaustin Campos, por espuela y escuela, superó ampliamente a Iñaki Alonso, su contendiente en el banquillo, y así le permitió al Herediano alcanzar el título 29 en el fútbol nacional.
En los dos partidos finales, tras aprehender la lección de la semifinal, los florenses fueron mejores, y la mano del técnico pesó en ambos encuentros. En el primero porque amarró a los morados hasta la desesperación y ayer porque cuando todo indicaba que Saprissa alcanzaría la prórroga le dio un giro de guion al equipo, lo volvió más profundo y ganó incluso el partido, aunque con el empate le bastase.
El triunfo de Jeaustin Campos es una victoria silenciosa de los técnicos nacionales, a los que no les damos el valor que se merecen y porque ellos mismos son cómplices de esta alteración.
A Iñaki Alonso, que solo tiene un par de meses en el país, los dos partidos le quedaron grandes. Un ejemplo brevísimo. Además de jugar con diez desde muy temprano por la indebida expulsión de Walter Cortés, el haber ubicado a Ariel Rodríguez en el ataque hizo que el equipo careciera de un jugador en ataque que le sostuviese la pelota y que le peleara esos balones aéreos con los centrales. Lo vio muy tarde, al comienzo del segundo tiempo. Y en ambos juegos incluyó tarde a Jossimar Pemberton.
En medio de estas dos partidas ajedrecísticas Jeaustin fue el indiscutible ganador. Hay que recordar que la reincorporación al fútbol nacional fue por medio de Jicaral en la Segunda División y pese a sus cinco títulos con el Saprissa, haber dirigido al Bayamón en Puerto Rico y a la propia Selección de ese país, y al Blomming de Bolivia, no tuvo reparos en ir a una liga semiprofesional para llevar a los de la península a la primera categoría.
Así que el título 29 del Herediano tiene el indiscutible sello de Jeaustin, quien tomó el equipo en el octavo lugar, lo llevó a ganar la fase de clasificación y ayer se coronó ante el equipo más grande de Costa Rica.
Supo darle consistencia a un club que iba a la deriva. El cual, pese a su buena plantilla, ello no se traducía en la grama. El entrenador le dio un estilo: mucho orden y sacrificio de todos los jugadores, quienes sin importar el puesto tenían que aportar marca. Típico de los equipos dirigidos por él.
Y poco a poco de la mano de futbolistas como Yeltsin Tejeda, Yendrick Ruiz, el goleador, y el portero Bryan Segura y ahora Esteban Alvarado, fueron conformando un grupo que de ser una constelación de jugadores se convirtió en un verdadero equipo. Con la bandera del ‘juego solidario’ para cubrir cada vacío en el rectángulo.
Jeaustin es un técnico con posibilidades de crecer y debe seguir pensando en grande, incluida una futura Selección Nacional.
Para ello deberá de seguir por esa senda del estudio, su cultura más allá del fútbol y la rigurosidad para escudriñar hasta el cansacio a sus rivales.
El título 29, en buena hora para el Herediano, tiene el innegable brillo de Jeaustin Campos, quien se reiventa según las exigencias del terreno y las circunstancias, como hacían los grandes generales, desde Julio César a Napoleón.
Bien lo dice el inolvidable refrán: Gallo viejo con el ala mata, e Iñaki Alonso sabe de qué estamos hablando.