(VIERNES 14 DE FEBRERO, 2025-EL JORNAL). El reconocido periodista Gaetano Pandolfo, ganador del Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez, habló en Tigo Sports Radio sobre su trayectoria y los momentos más difíciles de su vida. Con 50 años de carrera, recordó su pasión por el deporte y la lectura, que lo llevaron a trabajar en La Nación desde 1970 y a convertirse en un referente del periodismo deportivo en Costa Rica. “Fui candidato hace tres años y no lo gané, pero gané un premio que quería ganar”, expresó con orgullo.
Durante la entrevista, Pandolfo fue sincero sobre su lucha contra el alcoholismo, una etapa que afectó tanto su vida personal como profesional. “Como enfermo alcohólico metí la pata muchas veces”, confesó. Recordó un episodio en el que, tras salir a beber durante un partido entre Saprissa y Herediano, escribió erróneamente que el «Puro» Ureña había sido sustituido por bajo rendimiento, cuando en realidad había salido por lesión.
Su proceso de recuperación lo llevó a escribir Para Nunca Olvidar, un libro en el que narra su batalla contra la adicción y cómo logró salir adelante con la ayuda de Alcohólicos Anónimos. “El alcohol me mató, Dios me ayudó y me dio una segunda oportunidad”, afirmó. Sin embargo, su decisión de contar su historia le generó críticas dentro de la comunidad de alcohólicos anónimos. “Fui crucificado por romper el anonimato, dijeron que escribí esto para hacer dinero”. A pesar de ello, aseguró que su única intención fue demostrar que es posible salir del alcoholismo.
“Rompí algunas reglas y tradiciones de alcohólicos anónimos, pero en mis adentros estaba tan feliz de haber dejado de tomar que un día dije: Tengo que comunicarle a la gente que está metida en el problema del alcoholismo, que se puede salir, que se puede pasar del infierno al cielo” .
Hoy, Pandolfo celebra su premio y el respeto que ha construido en su carrera. “He tenido la suerte de ser un periodista muy respetado”, dijo. Más allá del reconocimiento, su mayor logro ha sido reconstruir su vida y su familia, demostrando que, incluso después de tocar fondo, siempre hay una segunda oportunidad.
“Al final todo fue bonito, recuperé mi matrimonio y logré rehacer nuestra vida”.