(MIÉRCOLES 08 DE NOVIEMBRE-EL JORNAL). Ya es hora de que la dirigencia nacional, con los señores de Liga Deportiva Alajuelense a la cabeza, se den cuenta de que el fútbol se vive, se disputa y se gana en la cancha, y que los despachos son para situaciones de excepción.
Como era de esperarse, la gestión para que castigaran a Luis Paradela pegó contra la pared y de igual manera, la contraofensiva que intentó Saprissa para que sancionaran a Giancarlo El Pipo González.
Inaceptable y vergonzoso que los dos equipos más importantes del país estén tan pendientes de los despachos, cuando lo relevante es lo que sucede en la cancha.
Ambos deberían preocuparse por el mal partido en el clásico. Un encuentro mediocre y tan contentos, tanto el que ganó como el que perdió.
Después nos preguntamos por qué ya estamos por detrás de Panamá en fútbol, donde el boxeo y el beisbol son más importantes que el balompié. Y cuidado, que en Nicaragua ya se dieron cuenta de que no somos tan fieros, que lo de Brasil 2014 se debió a una disciplina especial, con un técnico excepcional como Jorge Luis Pinto.
Mientras, tanto, aquí en el planeta morado y rojinegro, siguen enamorados de los despachos, de las apelaciones, de si el cuarto árbitro miró mal a un jugador, de si el otro lanzó una bolsa de agua, de si desde el banco contrario gritaron más alto.
A la cancha, señores, a las ligas menores. Vean el futuro. No vean apelaciones. Es una pena que el Comité Disciplinario, una vez, más, tuviera que poner en su lugar a los dos grandes. Y la crítica debe centrarse, sobre todo, en Alajuelense, que con su grandeza, con su historial centenario, mira en exceso a las leyes.
Que alguien le recuerde a don Aquiles Mata que esto es fútbol y no estaría mal, tampoco, que el presidente rojiengro, Joseph Joseph, haga valer su condición de máximo jerarca manudo y ponga las cosas en su lugar en su equipo.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL