ENTRE PARÉNTESIS
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 08 DE OCTUBRE, 2014-EL JORNAL).La noticia ya le da la vuelta al mundo: Excalibur ha muerto. Y su muerte ha suscitado protestas y ha dejado detenidos. Mientras su codueña María Teresa Romero se debate entre la vida y la muerte en un hospital madrileño por el ébola, los defensores de los animales se atropellaban entre sí para evitar que el perro fuese sacrificado.
Y mientras tanto África, ese inmenso continente, vuelve a estar en los titulares gracias al ébola, porque de lo contrario no llegan noticias suyas al Occidente más capitalista, a donde no han de llegar, tampoco, las noticias de nuestra pequeña Costa Rica, en la que el escritor y pianista Jacques Sagot se ha enzarzado en una polémica con el entrenador del Saprissa, Jeautin Campos.
Le hace bien la polémica a un país como el nuestro, en el que, por lo general, los conceptos, las apreciaciones de aspectos puntuales se confunden con ataques personales.
Le sucedió al propio Sagot, cuando un articulista dijo, hace ya varios años, que Sagot “como escritor era un gran pianista”. De inmediato, desató la furia del pianista o del escritor, o el escritor y el pianista, quien lo tildó, si mal no recuerdo, de gusano y otras yerbas.
Por tal motivo, esperamos que en esta oportunidad la esgrima sea de altura y que no aparezcan las espadas sangrientas, los gusanos por doquier, sobre todo que todavía quedan influencias del pasado día de San Francisco de Asís, santo amante de los animales y de los gusanos, desde luego.
Excalibur, la primera víctima animal del ébola, por efecto colateral, como se diría en un mal castellano y con ínfulas americanas, Sagot, el Saprissa y Jeaustin Campos, alimentan hoy la controversia, en un país, reitero, en el que la polémica fue desterrada hace ya muchos años, y vivimos de elogios y de fantasías, nada más.