(MIÉRCOLES 15 DE SEPTIEMBRE, 2021-EL JORNAL). El equipo que por 17 temporadas tuvo al mejor jugador del mundo durante el siglo XXI, hoy se debate entre las sombras y las humillaciones.
Si nos dijeran que es un club de la categoría C de España, se entendería a la perfección que sufra goleadas, que no sea capaz de hacer un remate a marco durante un juego completo y que haya salido con sumo temor a su campo.
Duele porque estamos hablando del Barcelona. Esa gran institución que Johan Cruyff hizo ganadora y por la que han pasado jugadores extraordinarios, empezando por el propio Cruyff, seguido por Maradona, Xavi, Iniesta, Ronaldihno, Kubala y desde luego Messi.
La debacle del Barça vale estudiarla porque guarda paralelismos con el fútbol de Costa Rica.
En ambos casos falla terriblemente la administración. Y si alguien tiene alguna duda respecto a esta afirmación relacionada con el fútbol tico, en la actualidad somos la peor Selección de la octogonal, fruto de las decisiones erróneas de la dirigencia, que desde que Jorge Luis Pinto dejó el banquillo viene dando pasos en falso.
La grandiosidad del Barcelona, con aquel fútbol en su máxima expresión al que los llevó Guardiola y que fue la base del seleccionado dirigido por el bigotón Vicente del Bosque, hoy es solo un gran recuerdo y una quimera.
El equipo blaugrana se arrastró ayer en su propio Camp Nou ante un Bayern Múnich que fue benevolente con el 3 a 0. No quisieron los dirigidos por Julian Nagelsmann llevar de nuevo la sangre al río, como aquel 8 a 2 con Hansi Flick.
Qué doloroso es ver cómo todo el caudal histórico, el poder de la Macía y la pléyade de jugadores que han vestido la camiseta del Barça, hoy se tira por la borda por desastrosas determinaciones administrativas de Josep María Bartomeu, que tienen hoy a un extraviado Joan Laporta dando tumbos con anuncios que no tienen asidero.
La marcha de Lionel Messi al PSG fue el punto culminante de este decante Barcelona. Y esta caída en picada no se celebra en la capital de España, porque el Real Madrid sabe que si su oponente le exige al máximo, de esa forma lo obliga a la excelencia.
Duele el Barcelona de hoy con su marcha fúnebre y ese deambular por los abismos que parecían ya superados, y que convierten al cuadro catalán en un equipo menor, capaz de irse al despeñadero, mientras en Madrid reinaguran un estadio futurista de 600 millones de euros.
Días tristes para el barcelonismo, otrora aquel equipo que fue la envidia de Europa y del mundo entero, y que hoy es irreconocible.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez