(VIERNES 24 DE MAYO, 2024, EL JORNAL). Saprissa hizo un excelente partido en el Morera Soto, pese al marcador de 1-0 con que perdió el encuentro. De los resultados probables, dadas las circunstancias, ese fue el mejor. Hasta aquí todo entra en un análisis serio.
Cuando se da el salto al vacío a culpar al arbitraje como el responsable de lo que ocurrió en el encuentro, es una mentalidad de equipo pequeño, algo de lo que ha huido toda su vida el conjunto morado, incluso cuando estuvo en tercera y segunda división.
El presidente de Saprissa, Juan Carlos Rojas, fue quien empezó esa ‘cruzada’ para escudarse en el arbitraje por la derrota en el estadio manudo, pero eso no va con la historia del club tibaseño.
El técnico Vladimir Quesada también hizo una alusión en conferencia de prensa sobre lo que ocurría en el campo, al decir que tuvo la sensación de que algunos momentos el rival jugaba con 15.
Tampoco va esa afirmación con el estilo demostrado por Quesada, quien, por lo general, es mesurado y se centra más en lo que hace o deja de hacer su equipo en la cancha.
El trabajo de Juan Gabriel Calderón y sus auxiliares fuer correcto, tanto en las expulsiones y en la reposición del tiempo. Alguién abrió por ahí un debate sobre la jugada entre Luis Paradela y Yael López, pero basta con ver la acción para saber que el golpe que recibió el jugador morado fue fortuito.
El arbitraje, entonces, no fue la razón por la que perdió Saprissa. Hubo otros factores que alteraron por completo el accionar morado, como la autoexpulsión de Chamorro.
En todo caso, a un equipo grande, como Saprissa, no se puede permitir el lujo de escudarse en el arbitraje: no va con sus historia ni con su grandeza.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL