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Entre Menotti y Bilardo

DESDE LA CANCHA

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Marvin Solano

 

(SAN JOSÉ, 26 DE JULIO, 2013). Fue especialmente en Argentina, en la década de los 80s cuando se dio un debate por dos tendencias a la hora de dirigir en el fútbol. Encabezado por César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo.

Para Menotti el fútbol debe ser espectáculo, donde haya espacio para la creatividad, la belleza, la lucha y la disciplina también tenían cabida y donde no podía faltar, como lo decía el mismo Monetti, el “potrero”, en referencia a la fantasía y la espontaneidad.

Por otro lado, estaba Bilardo, para quien predominaba la pizarra, un sistema más rígido, con un orden en sus sistemas y sin salirse de ahí. Lo táctico casi se volvía una obsesión, con menos espacio para la creatividad. Era el reino del control, de la vigilancia, hasta para controlar si los futbolistas estaban en casa o no, o si se sentaban bien o mal, entre muchos otros aspectos.

Claro está, que gracias a los genios como Maradona, en algunas ocasiones se quebraba lo establecido.

Los dos lograron campeonatos mundiales para Argentina, cada uno con su forma de ser y de dirigir.

Luego vinieron los seguidores de uno y de otro, y después surgieron los más vivos, quienes tomaron lo mejor de cada uno.

En el fútbol no hay reglas fijas. Lo que aquí es bueno podría no serlo allá. Lo que hoy funciona, quizá mañana no.

También tiene que ver con la forma de vivir y de sentir. Menotti, en una ocasión, dijo que claro que no podían ver el fútbol de igual manera, ya que por ejemplo, a Bilardo le gustaba Julio Iglesias y a él Joan Manuel Serrat.

También apareció el técnico colombiano Francisco Maturana, con la filosofía del buen fútbol, del fútbol arte. Logrando canalizar todo el potencial de una generación con gran talento y paseándose por el mundo con un juego que iba acompañado de música.

Existen los técnicos permisivos, los autoritarios y de otros estilos. Están los que piensan que el fútbol es como un ejército donde él es el general y los jugadores sus soldados. Todo debe obedecerse al pie de la letra. Claro que en ese estilo no tienen espacio los diferentes ni los talentosos, porque en este estilo de dirigir se debe obedecer todo y no se puede cuestionar nada.

Sin espacio para la creatividad, ya que el entrenador es quien manda y punto. El técnico es quien lo sabe todo, nunca se equivoca y cuidadito alguien con atreverse a pensar diferente, porque le llamará irrespetuoso y lo condenarán al paredón.

En mi caso, primero está el ser humano y luego el jugador. El respeto es esencial. Para mí, el fútbol es un juego en donde deben aprovecharse las individualidades al servicio del equipo.

Yo veo al fútbol más cercano al arte que a la guerra.

Es cuestión de estilos y de respeto.

 

 

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