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Entre azares y espejismos

(MIÉRCOLES 17 DE NOVIEMBRE, 2021-EL JORNAL). El azar, el bendito azar, el divino azar, como diría el poeta Pedro Salinas, mantiene con vida a la Selección de Costa Rica.

Más allá de la euforia, por ese gol agónico, y más allá de los discursos oficiales, la Selección volvió a demostrar que carece de la materia prima fundamental para clasificarse a un mundial: fútbol.

Costa Rica no tiene fútbol. Tiene destellos. Como el del segundo gol, pero padece de falta de consistencia. Ayer era un día para tener la pelota y darle sentido. No se consiguió. Honduras, aunque perdió, fue mejor.

Si los hondureños no tuvieran una zona baja tan deficiente, incluido Luis el Buba López, este equipo estaría de lleno en la pelea. Al observar el juego del equipo del Bolillo Gómez no parecía que fuese el equipo hundido en la eliminatoria. Lo es porque su zona defensiva es de terror. Y pese a ello, Costa Rica necesitó que el azar extendiera su largo y ancho brazo en el 94 y le permitiera a Gerson Torres anotar el tanto de la victoria.

El aficionado, pese a la magia del cierre, tiene claro que el rumbo con Luis Fernando Suárez está plagado de espinas, que una vez más la Federación Costarricense de Fútbol se equivocó y que a este equipo le faltan muchas horas de trabajo.

Costa Rica, con el triunfo, mantiene abierta la expectativa, pero si la eliminatoria se analiza de forma global –hay que recordar que en enero viene Panamá, la gran revelación de la eliminatoria–, no somos mejores que los rivales que están pendientes.
Estuvimos a segundos de quedar a siete puntos de Panamá, que siempre ha sido conocida como una tierra del beisbol y antes había destacado en el boxeo, en especial por su gran Roberto Mano de Piedra Durán, y claro está, por el incomparable Rubén Blades, pero hoy tiene una mejor Selección que la nuestra y la tabla de posiciones refleja esa realidad.

Si la dirigencia costarricense quiere vivir de los espejismos puede hacerlo, pero el aficionado, siempre leal, ya no compra esos discursos de mediodía.

Pese a la victoria, que era lo indispensable, importan las formas, y en este apartado Costa Rica deja muchas dudas, sobre todo si se toma en cuenta que en enero viene Panamá, luego se va a México y a Jamaica.

De no darse una una metaformosis espectacular entre diciembre y enero, el camino al Mundial de Catar 2022 sigue empinado y lejos, muy lejos, con una Selección que ofrece pocas respuestas.

Azar, divino azar, hay que invocarlo como recurso extraordinario ante lo que se avecina, porque fútbol hay muy poco, y eso lo sabemos todos, excepto los dirigentes que quieren vender espejitos decembrinos.

Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FxD y en EL JORNAL

 

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