(LUNES 22 DE MAYO 2023-EL JORNAL). La Liga está en la gran final después de jugar un partido mediocre en el Ricardo Saprissa. El equipo local le perdonó un pésimo primer tiempo, en el que no se sabe a qué salió. Lo que hizo fue deambular por la gramilla del estadio morado.
Le salvó un Saprissa inoperante, que se encontró con un gol tempranero, pero que fue incapaz de aprovechar los enormes espacios que tuvo en el mediocampo para maniobrar.
Alajuelense careció de un plan claro, aunque en el horizonte se intuía que quería defenderse. Si ese era el propósito, no podía salir con una alineación en la que estuvieran Aarón Suárez y Alexander López en la medular.
Sorprende y mucho, cómo entrenadores profesionales de gran valía, como es el caso de Andrés Carevic , son proclives a cometer errores propios de principiantes.
Si te vas a defender, tenés que estructurar un equipo para tales efectos. Le acaba de pasar a Carlo Ancelotti en el Etihad, así que el mal viene de lejos y es, creo, una epidemia global.
Ahhhhh, si los entrenadores fueran capaces de dedicarle tiempo a Maquiavelo, Napoleón, Sun Tzu y Carl von Clausewitz les hiría mucho mejor, se los aseguró.
Pese a todo, los manudos pasaron la serie, pero lo hicieron con dudas. Permitieron que un Saprissa, que venía de las tinieblas, se envalentonara, pese a la derrota en el marcador global.
Tan solo basta con escuchar la forma en que habló Vladimir Quesada: desafiante. Seguro. Retador. Un Vladimir desconocido, pero habló de esa forma porque el equipo manudo le dio alas.
No podés salir con un equipo hecho para atacar a intentar defenderse y así fue como la Liga le dio aires a un Saprissa que estaba en la lona.
Es elemental ¿Cómo puede fallarse tanto en la estrategia de un partido?
Es elemental, mi querido Watson, habría dicho Sherlock Holmes, pero parece que Carevic ni se enteró.