(MIÉRCOLES 02 DE AGOSTO-EL JORNAL). Aquellas marcadas diferencias del fútbol de Costa Rica contra el del resto de Centroamérica son asunto del pasado.
Ayer, en el juego Alajuelense-Olancho, por la Copa Centroameriana, se pudo constatar que, hoy por hoy, casi cualquier equipo le puede plantar cara a nuestro balompié.
Alajuelense ganó por la mínima a Olancho, equipo que tiene apenas seis años de fundado, y que durante el primer tiempo, por ejemplo, manejó los hilos del partido.
La situación actual del fútbol costarricense debería ser motivo de un hondo examen, para saber exactamente dónde está parado.
Las ventajas competitivas que se tenían contra países como Panamá, Belice y Nicaragua han ido desapareciendo. Y no solo es que los equipos están mejor preparados físicamente, sino, que también la técnica y la calidad de nuestros jugadores ha disminuido.
Hoy los preparadores de ligas menores le dan preponderancia al famoso biotipo y se olvidan muchas veces de las facultades intrínsecas de los jugadores, que son las que habría que pulir.
El asunto exigiría una profunda reflexión, pero la pregunta del millón de dólares es quién la va a impulsar.
Los organismos destinados para atender el fútbol andan en otros negocios y enredos, como indemnizar a un exseleccionador con una millonaria suma tras un mal contrato.
La Costa Rica que se diferenciaba con su fútbol en Centroamérica, ha desaparecido. Hoy nuestro fútbol es uno más en el área. Vuelo bajo y sin rumbo.