(MARTES 23 DE JULIO, 2024- EL JORNAL). El vocero oficial de Alajuelense, Marco Vásquez, practica una esgrima verbal anclada en los 80 y 90, que no va con la elegancia que la junta directiva quiere transmitirle al aficionado y a la sociedad costarricense.
Vásquez se mueve al estilo de la vieja guardia, en la que prevalecían los ataques directos y sobre situaciones no siempre demostrables, como el hecho de decir que hay un reglamento para unos y otro para algunos jugadores del Saprissa.
«¿Existe un reglamento diferente para Mariano Torres, para David Guzmán o estamos todos bajo el mismo reglamento?», comentó el dirigente hace apenas un día.
Tras escuchar esas declaraciones no tuve ninguna duda: Vásquez, a quien no tengo el privilegio de conocer personalmente, cultiva una retórica añeja, desfasada para nuestro fútbol y que retroae, insisto, a los años 80 y 90.
Es la misma línea que Aquiles Mata, quien le imprimió a lo jurídico en la Liga que todo se protesta, todo se apela, hasta el vuelo de un colibrí al que se le pueda apreciar un ala verde o tirando a morada o a rojiamarilla, porque puede ser saprissista o herediano.
Con el poder de comunicación que existe hoy, en el que los equipos pueden tener sus propios medios, a los manudos no les coviene tener un señor muy respetable que en el ámbito comunicativo tiene un rezago de al menos 40 años.
No digo que releven a Vásquez, lo que propongo es que lo capaciten, que le recuerden que estamos en el siglo XXI y que mientras Alajuelense apunta al pasado, los maravillosos satélites de la NASA hurgan hasta en los más mínimos rincones de Saturno en busca de nuevas pistas para entender el universo.
Es decir: señor Vásquez, ese tipo de vocería que usted practica, tendría un nombre muy especial si fuera Badú al que le pedieran una definición.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
