(MARTES 07 DE NOVIEMBRE-EL JORNAL). En la Liga no aprenden. Ahora anuncian una apelación contra Luis Paradela y el Saprissa. No lo vio el árbitro, no sancionó, la vida debe continuar. No hay una lesión de Giancarlo El Pipo González. Este tipo de comportamientos institucionales, lejos de engrandecer a este equipo, lo hacen pequeño, y da la impresión de que están felices con ser el club de la provincia de Alajuela.
Alajuelense debe reconocer que perdió un encuentro que debió ganar y por ahí debería de ir el análisis. Todo el papeleo que venga después lo que hace es restarle grandeza y energía a una institución centenaria y nacional.
Ya es hora de que en el conjunto manudo se den cuenta de esto. Es una lástima que los enfoques localistas prevalezcan en un mundo globalizado.
Pedir una sanción para Paradela en esas circunstancias es como aplicar un VAR criollo y la reflexión del aficionado debería ir si de verdad eso ayuda al equipo. El contra argumento a ello es que es legal y que la Liga está en todo su derecho. Así es en el fútbol y en la vida, pero uno no se puede pasar la existencia apelando razones y sin razones, como diría el Quijote.
¿Qué beneficio obtiene Alajuelense en caso de que sancionen a Paradela? Creo que la operación va más para distraer, para que sus seguidores no piensen en que su equipo no estuvo a la altura en un clásico decisivo y que dejó a los morados a las puertas de asegurarse la final del torneo.
Si este procedimiento lo hace un equipo pequeño, tampoco lo entendería, y con mucho más razón si detrás está la gran Liga Deportiva Alajuelense: la de Alejandro Morera Soto, la de Errol Daniels, la de Juan José Gámez, la de Alejandro González, la de Álvaro Solano y la de Mauricio El Chunche Montero.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL