EL PLACER DEL TEXTO
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 25 DE ENERO, 2016-EL JORNAL). Existe una idea extraña de que a mí no me va a pasar: le pasa a los otros pero a mí no, dice una anónima voz interior, y por eso puedo ir por la vida como me venga en gana: sin casco en la moto, sin cinturón en el auto, sin chaleco en la mar, escribiendo mensajes de WhatsAAp mientras conduzco, lo que importa es torear la vida a mi manera, a mi estilo, sin importar mi propia seguridad y la de aquellos con los que interactúo.
La polémica la ha encendido en las últimas horas el diestro español Francisco Rivera Ordoñez, quien ha subido a su cuenta de Instagram, todo sucede ahora en Instagram, ya saben ustedes, una foto en la que aparece haciéndole un pase a una vaquilla y con su hija Carmen, de cinco meses, en su brazo izquierdo.
Lo de Rivera Ordoñez es la metáfora perfecta de que se puede ir por la vida por la libre, de todas maneras es mía, y nadie debe interferir en mis decisiones, por eso me arrogo el derecho de hacer lo que quiera y decir lo que se me antoje, aunque esas posiciones estén llenas de estupideces que mejor valdría callar.
Por eso cada vez que veo una familia entera en una motocicleta: con su hijo al frente, de meses, el conductor, un hijo en medio, también menor, y atrás la madre: los cuatro sin casco, me pregunto si ese padre manifiesta de esa manera el odio hacia los suyos, exponiéndolos de una forma inmerecida a la muerte y al suicidio.
Y es que nuestra sociedad está llena de suicidas: en la política, en el deporte, en la familia y se vanaglorian de ello, con lo cual exhiben con extraordinarias dotes sus pocas luces, su ignorancia y su desprecio por la vida, propia y ajena.
El diestro con su hija y su capote, y la vaquilla, en teoría inofensiva, conforman una foto que es metáfora del desenfado con que muchas veces vamos por la vida, sin advertir que, en cualquier momento, ese toreo puede degenerar en dolor, tragedia y muerte.
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