(VIERNES 15 DE ENERO, 2021-EL JORNAL). El culpable de esta columna se llama Mike Pompeo, Secretario de Estado norteamericano de la Administración del presidente Donald Trump, quien en uno de sus últimos aleteos como mandamás de la Casa Blanca, declaró a Cuba patrocinador del terrorismo.
Las seis décadas de acoso económico, social, político y cultural contra la Antilla Mayor, simplemente por habérseles salido del saco y rehusarse a genuflexiones diversas, de un momento a otro, pasó de victima a victimario.
Corro el riesgo que está columna salga al público cuando el señor Pompeo ya no esté en el cargo – en las últimas semanas varios seguidores de Trump lo abandonaron y se tiraron del barco, como expresión de la floreciente democracia estadounidense-; por lo que llamo al lector no olvidar de dónde viene eso, que Cuba promociona el terrorismo, por si nuestra cancillería y el periódico “no coma cuento” en algún momento recurre a este eufemismo.
.El terrorismo, entendido como acción encaminada a crear amedrentamiento y pavor masivo, está tan extendido en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, que hoy sirve no solo para dejar temblando ancianos y niños en naciones como Libia, Irak, Siria, Yemen, etc., sino además es un auxiliar sine qua non para saquear recursos y materias primas alrededor del orbe.
Solo basta recordar las dos bombas atómicas lanzadas por Cuba sobre Japón el 6 y 8 de agosto de 1945 – siguiendo la “lógica” de Pompeo- con un saldo de más de 200 mil civiles muertos y miles de miles de heridos.
Y como la memoria humana a veces es flaca, para Pompeo no fue la administración Trump la que se jactó de asesinar el General Iranie Qasem Soleimani, el 3 de enero del año pasado en el aeropuerto para civiles de Irak, sino que fue Cuba la responsable de usar drones y tecnología al mejor estilo de Hitler para despedazar al militar persa y sus acompañantes.
La línea directa también vino de Cuba para crear cárceles clandestinas alrededor del mundo, a fin de mejorar las “técnicas de interrogatorios”, tras las invasiones a Irak y Libia. Entre los métodos de interrogatorios tan novedosos estaba sumergir la cabeza del “paciente” en agua hasta que estuviera a punto de asfixiarse, o choquecitos eléctricos para estimular su memoria.
Fueron los cubanos quienes financiaron por largos meses el Estado Islámico en Oriente Medio. Tienen ocupada a Siria y Afganistán, este último país el mayor abastecedor de opio en el mundo.
Estos cubanos, a juicio de Pompeo, de cuyos cabales dudo desde que diviso su mirada bestial, son terribles. Fueron quienes bloquearon en el pasado los puertos nicaragüenses, quitaron a Evo Morales de la presidencia de Bolivia y practican piratería moderna con tanqueros iraniés con gasolina para Venezuela por $ 40 millones.
¡Ah¡. Olvidaba que desde hace 60 años los cubanos persiguen la economía de USA y bloquearon al pueblo estadounidense, a la espera de matarlo de hambre, ocasionando estas acciones de terror 3478 víctimas mortales y 2099 discapacitados.
Por eso FEPRAS, una organización local que lucha por la justicia social, la paz y la solidaridad con los pueblos fue clara en un reciente llamado a los costarricenses a no dejarse embaucar con el odio de Pompeo, La diatriba de este personaje, a juicio de la organización, se enmarca dentro del terror que provoca entre los fascistas tener que reconocer que hay pueblos y naciones independientes e indomables.
Cambiando de tema: ¿Es cierto que cuando los barcos se hunden las ratas son la primeras en saltar?
Periodista, abogado y notario por la UCR