(LUNES 22 DE AGOSTO, 2022-EL JORNAL). A pesar de que es un dato de sobra contrastado, de que el talento no tiene edad, los equipos de la Primera División del fútbol nacional siguen con un temor excesivo a la hora de darle oportunidad a sus jóvenes figuras.
El caso más reciente es Doryan Rodríguez, quien ahora tiene la oportunidad gracias a que Fabián Coito lo incluyó en lo que era una especie de partido de trámite ante un Alianza de Panamá que es más un equipo amateur que profesional.
Es decir: Rodríguez no jugó como titular en la Liga porque allí, luego de verlo entrenar, creyeran que podría ser un factor distintivo en el plantel.
No, su aparición es más fruto del rebote, que de la convición de un equipo como Alajuelense que alardea del CAR, pero que mandó a Brandon Aguilera a Guacanasteca porque en su plantilla no tenía lugar.
Lo de Alajuelense es extensivo al resto de los equipos. Aquí no se salva nadie. Hay mucho discurso, pero poca aplicación en la práctica.
A pesar de que es el negocio de negocios contar con jóvenes jugadores, que estén incluso en capacidad de ser exportados, la apuesta por el talento jove sigue siendo marginal.
Costa Rica, si tuviera una visión distinta, haría del semillero de jugadores su gran marca en el ámbito internacional, pero no, porque aquí los equipos tienen que apostar por veteranos para satisfacer el anhelo en campeonatos que duran seis meses, a contrapelo de lo que ocurre en el gran fútbol.
Seguimos con el santo de espaldas por cuenta propia.