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El sueño de Klopp

(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 21 DE JULIO, 2020-EL JORNAL). La Premier League, fiel a ese racionalismo inglés y europeo que la caracteriza, ha dicho que no. Y no es un no con matices, como tirando a gris, no, es un NO en toda regla, cuya traducción, si fuera necesaria, debería decir: IMPOSIBLE.

Jürgen Klopp, ese técnico alemán que ha puesto a jugar al Liverpool con una dinámica influenciada por los dioses, quería jugar unos minutos ante el Chelsea, mañana miércoles, y de esa manera rendir homenaje al técnico Kenny Dalglish, que en 1990, cuando los Reds ya eran campeones sí disputó unos minutos frente al Derby County.

Una lástima en toda regla, porque el fútbol es lo que es porque superó la barrera de lo cotidiano y de lo anecdótico, para transformarse en un espectáculo colosal que jornada a jornada lo siguen millones de espectadores en todo el mundo.

Hubiera sido muy interesante ver cómo Klopp– cuya carrera en la segunda división alemana con el Mainz 05 fue modesta, aunque registró 56 goles, en la que empezó como delantero y terminó como defensa–, se acoplaba con Firmino, Sadio Mané, Mo Salah, o si era capaz de echarle una mano a Fabihno en el mediocampo, o si se iba a hacer una dupla en la zaga central con Van Dijk.

La idea terminó en nada y el entrenador resignado admitió ante la prensa: “«No, no hay opción». La respuesta, desde luego, fue acompañada de su característica sonrisa, con lo cual revela que además de ser un hombre de fútbol, término que se emplea en el medio para decir que conoce su oficio, es también alguien que sabe reírse de sí mismo, y que hace gala de su sentido del humor como un signo inequívoco de inteligencia.

El Liverpool de Klopp es un equipo que más se parece a un perfecto ballet ruso en El Bolshoi, que a un club jugando al fútbol. Esa sincronización con que organiza sus mortíferos ataques, es un deleite de qué significa jugar al fútbol en esta modernidad asediada por el impresentable coronavirus.

Al negarse la Premier League a ese show de ver a Klopp vestido de corto jugando al lado de sus estrellas, le quita a esta liga maravillosa ese toque de genialidad que le hace falta, ese toque de malicia indígena, que podría elevarla como la competición superior, título que a mi juicio le disputa la Liga Española, en la que la creatividade de los latinos la convierten, siempre, en un ejercicio de creatividad pleno.

Ante el NO rotundo, Klopp seguirá en el banquillo del Liverpool, aunque no faltará quiénes digan que mejor que siga ahí, porque en la cancha solo fue un actor secundario que ya para entonces más que jugar, planeaba dirigir el mejor film de su vida: conventirse en director técnico para escudriñar qué milagro propició la aparición de figuras como Pelé, Maradona,Bekembauer y Cruyff.

 

*Periodista y escritor. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.

 

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