(LUNES 16 DE SEPTIEMBRE, 2024-EL JORNAL). En apenas dos jornadas, el VAR ha tenido el mérito de tener descontento a la mitad de los equipos del campeonato nacional.
El gol anulado ayer al Cartaginés, por una presunta mano, que nunca fue, con aviso desde el VAR, pero sin que el árbitro central Adrián Chinchilla verificara, pasó a un segundo plano porque al final el equipo blanquiazul triunfó, de lo contrario se hubiese armado una polémica mayor.
El VAR, como se ha visto, es más que artesal en estas dos primeras jornadas de su uso irregular, como el hecho de que en el encuentro entre Puntarenas-Alajuelense entrara en funcionamiento en el minuto 65.
Hasta ahora, hay más irregularidades que aciertos, con lo cual va quedando claro que había otro tipo de prioridades que debieron atenderse antes de que se instaurase el VAR.
¿Esta herramienta realmente ayudará a hacer mejor el fútbol de Costa Rica? Me gustaría escuchar respuestas, pero debería interesarnos por qué un país como Suecia, con todo el potencial económico para tener un VAR de lujo, lo eliminó. Y el próximo año se les une Noruega.
El VAR no parece ser, entonces, una decisión bien razonada y justificada, sino más bien el afán de subirse al carrito de la modernidad para que digan que somos el tercer país en Concacaf en tener el videoarbitraje.
Si los errores se van a seguir sucediendo, si incluso se puede ser injustos con el uso del VAR, como le pasó al defensor liberiano Johnny Leverón, en una jugada artera, pero que fue mal conceptualizada, qué sentido tiene el empleo de este dispositivo tecnológico.
Más que una mejoría, el VAR es un show innecesario y que nos da a la prensa mucho asunto para debatir, pero que al fútbol, en realidad, le aporta poco o nada.
Luego, claro, vendrán un sinfín de milongas. Allá cada quien si quiere creerlas.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL