(MIÉRCOLES 16 DE FEBRERO, 2022-EL JORNAL). La Concachampions es un triste retrato del fútbol costarricense. Hasta ahora, en la versión actual de este torneo, el balompié nacional no compite, solo se presenta.
Ello evidencia que es necesario un techo más alto en el campeonato nacional para todos los equipos: los pequeños y los grandes.
Las mezquindades en casa, luego se evidencian cuando se va a afuera. Ayer el Santos fue claro ejemplo de cómo no se debe competir. Y esta circunstancia va más allá de si tenían o no a los extranjeros –East y Paradela–. Un equipo es un equipo y por más buenos jugadores que sean, no se justifica un rendimiento tan pobre frente al New York City.
El equipo estadounidense liquidó el partido en 35 minutos y pudo sentenciar de manera oficial la serie.
El Santos que vimos ayer incluso rayó con la ingenuidad y una prueba inequívoca es el mal despeje de Bennet que se convirtió en una maravillosa asistencia para que Castellanos marca a placer el 2 a 0.
Hoy le toca a Saprissa, que enfrentará a un Pumas al que deberá arañarle puntos en Costa Rica, porque en México no se vislumbra por dónde.
Tras el buen planteamiento táctico y estratégico ante la Liga, Saprissa e Iñaki Alonso tienen el deber hoy de refrendar ese buen comportamiento. Estarán en la Cueva, con su gente y con el ánimo al tope. A veces, cuando el fútbol del todo no alcanza, estos factores intervienen y pueden salvar la noche.
La Concachampions lejos de convertirse en una oportunidad para el fútbol costarricense se ha transformado en una pesadilla: Alajuelense, Santos, Saprissa y Herediano lo han experimentado.
Hay que levantar la mirada y otear lejos en el horizonte. Hoy Saprissa tiene la inmejorable ocasión de hacer una presentación a la altura de su historia y empezar así a cambiar el triste retrato del fútbol nacional en este certamen.