(VIERNES 12 DE JULIO, 2024- EL JORNAL). Convertido en un negocio extraordinario para algunos, sobre todo después de la llegada de João Havelange a la FIFA en 1974, con el tiempo se consolidó un poder en las sombras y es el que ejercen los agentes de futbolistas.
Tienen un elevado poder en las selecciones nacionales y en los equipos y, por lo general, no aparecen nunca en la foto, pero son los que manejan los hilos.
A veces la gente se pregunta por qué los entrenadores insisten con este o aquel jugador. ¿O por qué este futbolista tiene prioridad, si no tiene mejores condiciones que el otro? Pocos entienden las dinámicas. Muchas veces detrás de esas decisiones, hay muchas promesas y de reyes magos ejercen los agentes de futbolistas, que en la era modern adquieron un poder que, desde mi punto de vista, es peligroso.
Por eso, muchos incluso se atreven a sentar cátedra. Que cuidan esto o aquello de X jugador, cuando en realidad lo que interesa es cuánta ‘pasta’ hay en la cuenta, y no mucho más.
Debido a ello, es importante que las federaciones cuenten con un código de ética al que tengan que someterse los cuerpos técnicos, que han de mirar solo por el progreso deportivo de los jugadores, sin importarles los aspectos administrativos que haya detrás.
Aunque es un asunto que se discute poco, es de gran relevancia, porque al fin y al cabo esos agentes, diseminados por medio mundo, ejercen influencias muy poderosas sobre el destino de los futbolistas.
Y pese a que la FIFA ha tratado de regular este tema, con licencias , lo cierto es que detrás de ello hay mucha parafernalia y al máximo organismo del fútbol lo que le interesa es que fluyan los millones y el cómo o de dónde pasa a un segundo plano.
Lo cierto es que ese poder en las sombras de los agentes, hay que tenerlo en cuenta y saber cómo opera.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL