(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 06 DE OCTUBRE, 2020-EL JORNAL). Cuando un futbolista se siente respaldado esa sensación se plasma en el campo. Es el caso de James Rodríguez, quien no contaba para Zinedine Zidane, y al amparo de Carlo Ancelotti ha vuelto a brillar.
Con la camiseta del Everton, James no ha necesitado del famoso tiempo de adaptación a una liga tan exigente como es la Premier. Le bastó una mano en el hombro, unas cuantas indicaciones de ese viejo zorro del banquillo para que el volante creativo se convirtiera en pieza clave en el arranque de temporada.
De ahí que los técnicos siempre han tenido un rol muy destacado en la parte humana, la cual va más allá que la estrictamente deportiva. Es decir, no solo tienen que limitarse a entrenar bien a sus pupilos, sino que han de saber orientarlos para obtener de ellos el mejor rendimiento posible.
Pese a que fue un jugador de gran creatividad, lo cual era motivo suficiente para acercarlo a James, no se dio esa empatía entre Zidane y el colombiano, y este tuvo que buscarse la vida primero en el Bayern Múnich, a donde también lo llevó Ancelotti, y ahora en el Everton.
La situación de James nos lleva a un segundo peldaño: el valor de la motivación es esencial en cualquier campo de la vida. ¿Te valoran justamente en su trabajo? ¿Te dan el aliciente necesario para ir más allá de las funciones establecidas?
Confianza, motivación, respaldo: son palabras muy poderosas y ya sabemos que el valor de las palabras no es como se ha pensado por siglos: que se las lleva el viento.
Las palabras son capaces de cambiar vidas. La palabra oportuna, inteligente, profunda tiene incidencias directas en el comportamiento de la gente.
Y esa voz que le dice que es un gran jugador, que crea en sus condiciones y que detrás hay un equipo que lo respalda, son las que ha escuchado James, una vez más, de parte de Ancelotti.
El rendimiento está ahí: con goles, con asistencias, con fútbol exquisito como bien sabe hacerlo James.
Cuando se aunan palabra, esfuerzo, respaldo y creencia y los que se cruzan son Ancelotti y James, la combinación alcanza una alquimia digna del aplauso y la admiración.
Todo, absolutamente todo, pasa por una palabra que guíe e ilumine el camino.
*Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.