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El país de las ocurrencias

(VIERNES 08 DE SEPTIEMBRE-EL JORNAL). En el fútbol de Costa Rica confundimos el realismo mágico con el esoterismo. Y de esa manera, nos hemos convertido en el país de las ocurrencias.

Ahora, la dirigencia, habla de traer un asesor extranjero para solucionar el problema del arbitraje, como si el experto escogido viniese con la varita mágica y cada movimiento con ella cambiase la condición artesanal en que trabajan los réferis.

Se aduce que Horacio Elizondo o Néstor Pitana son dos de los posibles candidatos a convertir el arbitraje costarricense en un arbitraje modélico en el mundo.

La ingenuidad salta por todas partes o la falta de conocimiento o de responsabilidad. Ya no se sabe cuál de ellas prevalece. Somos el país de las ocurrencias. Ya no solo el país más feliz del mundo, ahora agregamos a la parrilla publicitaria la condición de el país de las ocurrencias.

Desde hace al menos cuatro décadas, el arbitraje requiere cambios sustanciales, pero no es trayendo a un figurón como se va a modificar la realidad de este gremio.

Cada vez nos parecemos más a aquella canción de Julio Jaramillo que decía “de cigarro en cigarro…” lo que habría que trocar en este caso por “de ocurrencia en ocurrencia”.

Dios mío, ¿quiénes dirigen nuestro fútbol? ¿En qué mundo viven? ¿Se darán cuenta de que el fútbol se juega con un balón?

Contratar a un experto arbitral, provenga de donde provenga, no solucionará la total desestructuración que sufre este gremio, con árbitros amateurs, que en la mañana están en la fábrica y en la noche en el Ricardo Saprissa.

Hay que dotar de recursos y de un plan al estamento arbitral, que les permita mejorar en todos los aspectos; lo contrario, traer figurones, es un canto de sirena, para convertinos, de manera oficial, en el país de las ocurrencias.

 Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL

 

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