(SAN JOSÉ, 24 DE SEPTIEMBRE, 2013). Confieso que en materia religiosa no soy exégeta y menso teólogo, pero las interpretaciones que los medios de comunicación dan a la más reciente entrevista del Papa, al director de la revista Civiltá Cattolica, a Antonio Spadaro, confirma el poco discernimiento que veces tenemos los periodistas de acá y allá.
Leí tres veces esta entrevista que tan amablemente me remitió el director de El Jornal, Licenciado José Eduardo Mora, a fin de verificar los cambios de la Iglesia católica, apostólica y romana, respecto a temas como teología de la liberación, homosexuales, divorciados, iglesias nuevas etc., como lo han planteado CNN en español o la tevé europea.
La entrevista muestra mayor comprensión religiosa hacia estos temas, cuando Francisco dice que el “pensamiento de la iglesia debe recuperar genialidad y entender cada vez mejor la manera como el hombre se comprende hoy, para desarrollar y profundizar sus propias enseñanzas” pág.26 de la entrevista.
Desde que el 27 febrero del año 380 Teodosio convirtió el cristianismo en la religión del Imperio Romano, ésta como actividad humana abarcó cuestiones de tipo existencial y otras más concretas relacionadas con política y economía, con la consecuente imperfección y “horrores” cometidos por la jerarquía eclesiástica.
No extraña entonces que este Papa, de clara imprevisibilidad latinoamericana, inserte más bien en la entrevista una especie de discurso cifrado que es el desafío hoy de la Teología: la relación personal del hombre con el fundador del cristianismo no oficializado: Jesús.
Francisco nos dice ahora que su iglesia es imperfecta, que ha cometido errores y que él es un pecador más (los religiosos suponían que el Papa era perfecto), como parte de esa condición de humano que vive en este reino.
Para el Papa, la ciencia, los exégetas y la misma evolución del hombre ayudan a madurar el propio juicio de la Iglesia, más la relación con Jesús permite retomar una nueva ética cristiana (venida menos desde el Imperio Romano) de servicio a los demás, de humildad y de comprensión, preceptos todos presentes en la entrevista.
Esto explica que para el Papa la esperanza no es un sentimiento, sino una convicción que se trabaja a diario. Hecha esta diferencia entre la ética cristiana no oficializada por Teodosio y la moral religiosa oficial; ¿qué raro tiene que Francisco hoy diga que es un” pecador” como cualquier otro humano? ¡Más esperanza, menos religión!
Periodista, abogado y notario UCR