(JUEVES 07 DE JULIO, 2022-EL JORNAL). El minuto extra decretado por Bejamín Pineda, cuando el reloj marcaba 120 minutos del partido, se hizo eterno, y se convirtió en el minuto más largo del mundo, porque sobre esos segundos pendía la posiblidad que los viejos fantasmas aparecieran en el Morera Soto.
Los segundos se volvieron densos y en ese trance de espera infinita, recordé la final del 87, algunos tramos de la del 78, la del 93 y la de 2013, que pasaron raudas solo para confirmar que la historia que anoche hacía el Cartaginés de Geiner Segura y Mauricio Wrigth, recogía y homenajeaba a todos aquellos que les precedieron en esa empresa imposible de hacer al Cartaginés campeón.
Así, tras el minuto extra más extenso del universo, el pitazo final de Pineda acabó con una maldición de ocho décadas, en las que generaciones de generaciones se quedaban siempre en la orilla, lo que aprovechaba el mito y la leyenda de la maldición para mansillar los corazones blanquiazules.
¡Cartaginés Campeón! Sí, no es ciencia ficción, es fruto de un esfuerzo descomunal de su presidente Leonardo Vargas y de una afición extraordinaria que nunca abandonó al equipo, pese a las frustraciones constantes.
El elegido por los dioses para quedarse en las vitrinas del Cartaginés para siempre fue Giovanny Arturo Campos, quien ya es inmortal.
El destino lo había escogido para que su nombre brillara por siempre en el equipo brumoso, con el cabezazo más hermoso del mundo, porque en esa acción se concentró la esperanza de un pueblo sufriente, con las heridas al rojo vivo y que hasta antes de esa anotación, no creía que el milagro fuera posible.
En ese último minuto, los segundos estuvieron llenos de hierro y plomo, hasta que Pineda decretó el final.
En ese momento, caí en la cuenta de que era verdad: el Cartaginés era campeón. Moría el mito de la maldición un 6 de julio de 2022, la misma fecha pero, de 1920, en que nació el maestro Fello Meza, a quien algunos ya le atribuyen el centro perfecto que hizo José Luis Quirós para que Giovanny Arturo Campos marcara un antes y un después en el equipo brumoso, en cuyo futuro se vislumbra una nueva era llena de títulos y de sueños.
