(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 12 DE MAYO, 2017-EL JORNAL). Las hipérboles no escapan, ni siquiera al Santo Padre del Vaticano, solo que esta vez su declaración de que Costa Rica produce “el mejor café del mundo” ha de tomarse a vuela pluma y convertir sus palabras en oro puro.
La exposición que hoy tiene el Papa Francisco, heredero de Juan Pablo II, en esa facilidad actoril de dirigirse a la gente, debe canalizarse a favor del café nacional.
Ya se anuncia, incluso, que desde Los Santos le enviarán una colección de marcas de café para que pueda probar las calidades y bondades de uno y otro producto, lo que supondría que Francisco pasará tomando café de Los Santos al menos durante medio año.
La frase “el mejor café del mundo” ya le da la vuelta al orbe, y ha corrido como la pólvora en las redes sociales: por lo tanto se ha de aprovechar para promover, todavía más, el café del país, producto que otrora fuera considerado el grano de oro.
Hoy, que ya eso no es así y que ha sido desplazado por otros productos de exportación, el café conserva un arraigo en la familia costarricense de un gran valor económico y social.
Así que la perla que el Papa le ha regalado al café nacional, debe ser, más que motivo de orgullo, una ocasión inmejorable para poner la marca café de Costa Rica en lo más alto, y que así aumente su demanda y su precio, y, por ende, que beneficie aún más a los pequeños y medianos productores. Así sea.
