(JUEVES 08 DE SEPTIEMBRE, 2022-EL JORNAL). Observo en algunos medios nacionales que todavía hay colegas que siguen en un llanto perpetuo por la suplencia de Keylor Navas en el PSG.
Para su consuelo argumentan y recuerdan los fallos de Gianluigi Donarumma, con lo cual desconocen la esencia de la situación: hay una directriz del club de que el titular sea el italino y se acabó.
Este patriotismo periodístico está más que trasnochado y da pena porque eso en alguna medida se replica en redes, donde la gente se rasga las vestiduras porque el jugador costarricense es ahora el segundo abordo.
Hay que recordar que el colega Rodrigo Calvo votó, el año pasado, a favor de Donarumma en la escogencia del trofeo Lev Yashin de la revista France Football y se le vino el mundo encima.
Como se ve: son políticas de los clubes. Ello trasciende el ámbito futbolístico como tal. No es que Keylor Navas no sea capaz de disputarle el puesto a Donarumma, claro que sí. Si ya tuvo el mérito de superar a Iker Casillas en el Real Madrid, a Navas pocas cosas lo pueden desafiar.
El asunto no pasa por lo que sucede en la gramilla, sino por lo que ocurre en los despachos. Nuestro periodismo deportivo debería ser más reflexivo y más exigente y más profesional.
Hay mucho por mejorar en nuestra profesión y hay que empezar por superar ese fanatismo patriotero que no conduce a ninguna parte.