(SAN JOSÉ, COSTA RICA, VIERNES 14 DE AGOSTO, 2020-EL JORNAL). La maravilla del fútbol y que lo convierte en deporte único sobre la faz de la tierra es que se juega más afuera que dentro de la cancha, aunque lo que cuenta, lo que vale y se refleja en la historia es lo que sucede en el rectángulo verde.
Ha pasado con el juego entre Atlético de Madrid y el Leipzig, en el que los colchoneros partían como indiscutibles favoritos y terminaron en la lona ante un equipo joven, con gran dinámica y sobre todo sin muchos cálculos.
Al Cholo Simeone, intocable en el equipo capitalino, se le hizo de noche cuando tenía todo el camino abierto y toda la luz del mundo para llegar a una semifinal y luego a la gran final de Lisboa.
Por mucho que se dijo en la prensa española sobre el favoritismo del Atlético, lo importante fue lo que se vio en el juego, en el que el conjunto de Simeone fue timorato y no pudo descifrar el dinamismo y, sobre todo, la ambición de ese grupo de jóvenes dirigidos por Julian Nagelsmann, quien a sus 33 años empieza a hacer historia fuera de su país.
Se ha impuesto el equipo alemán porque al Atlético le ha fallado la calculadora con que juega en la Liga española, en la que muchas veces le basta un gol y a defender atrás todo el resto del tiempo.
La fórmula ha sido exitosa en casa y el Cholo es héroe e ídolo entre la afición rojiblanca con todo merecimiento, sin embargo, en la Champions le ha faltado ambición a él y al grupo.
Terminado el juego de ayer, jueves, Simeone dijo que se iba contento porque habían alcanzado los cuartos de final y porque estaban clasificados para la próxima Champions.
No daba crédito a sus palabras, esperaba un cabreo, una rabia, un afán de revancha, pero no, el Cholo más parecía un ejecutivo de una transnacional, que un entrenador al que hacía tan solo unos minutos una partida de desconocidos los había dejado tirados en la lona.
Así como acabo de decir que el fútbol se resuelve en la cancha, es muy importante cómo hablemos de él y cómo se perfilan desde el discurso los juegos, porque este último es un componente con el que se miden las ambiciones de los equipos.
El presidente del Atlético Enrique Cerezo, días antes del encuentro, había dicho “que el fútbol les debía una Champions”.
En sus declaraciones se palpaba el error y la resignación porque implicaba una pasividad enorme del Atlético. La vida no le debe nada a nadie. En la vida hay que llevar como consigna aquel pensamiento del excelso poeta cubano José Martí: “Los derechos no se mendigan, se arrancan”.
Cuando juegue y hable con ese espíritu martiano, el Atlético saldrá campeón de Champions y veremos, al fin, al Cartaginés campeón onder su bandera por todo el país.
*El autor es periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.