(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 26 DE MAYO, 2017-EL JORNAL). Este jueves 25 de mayo se celebró una sesión extraordinaria del concejo municipal de Acosta para escuchar argumentos sobre el proyecto que pretende eliminar la cancha de deportes de Turrujal, que se reviste con el maquillaje del nombre de “Acosta activa”.
Y quedó claro que el procedimiento se hizo al revés: primero se aprobó el proyecto, el 20 de septiembre de 2016, por parte del concejo y, casi un año después, no se ha informado a la población sobre sus verdaderos alcances, y las consecuencias de destruir un espacio abierto de 7000 metros como lo es la cancha.
En la sesión, como se podrá constatar en las actas, eso esperamos, afloraron muchas contradicciones. Como la de la regidora Mayra Segura, por ejemplo, que cuando pregunté con base en qué había votado a favor, sino estuvo en la exposición del proyecto en la sesión del 13 de septiembre de 2016: dijo que lo conocía desde 2015. ¿Cómo lo conocía con tanta antelación? ¿Qué conocía? ¿Confunden un proyecto similar (el de 2015) con el 2016, o fue que hicieron una simple copia de un documento para dos escenarios distintos?
Llama la atención que a pesar de estar en juego un bien común, como lo es la cancha de deportes de Turrujal, se haya hecho sin informar a la población y que en entonces la decisión y la responsabilidad que ello conlleva recaiga en cuatro regidores: Sonia Mora, German Monge (Partido Liberación Nacional), Allen Calderón y Mayra Segura (Partido Acción Ciudadana).
El regidor del Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) Evelio Badilla, de forma responsable, voto en contra de acabar con la cancha para erigir allí un edificio, por considerar que no contaba con la información pertinente.
Cuando está de por medio un bien común, debe tomarse en consideración a la comunidad, como se hizo cuando pretendían establecer una represa hidroeléctrica en el río Candelaria, a la altura de Las Vegas en Sabanillas de Acosta.
En esa ocasión, el municipio primero convocó a la comunidad para conocer sus posiciones, como correspondía; sin embargo, en el caso de la cancha de deportes, como quedó claro este 25 de mayo, primero se aprobó el proyecto, sin informar a la población en ninguno de sus aspectos.
Mal, muy mal ha procedido el concejo, que, a la sombra del alcalde, procura empequeñecer a Acosta.
Lo dijo el turrujaleño Jaime Aguilar, hombre de largas luchas, y con envidiable propiedad: “somos tan pobres que al primer ofrecimiento del Gobierno, corremos a decir que sí a costa de eliminar una cancha que le representó, hace 50 años, mucho esfuerzo a nuestros pobladores”.
Los aspectos históricos puntualizados por Aguilar son otros de los tantos atropellos que que se han cometido con este proyecto, que irrespeta el valor de un bien común, ya no de los turrujaleños, sino de los acosteños en general.
Una gran lástima que en vez de crecer hagamos a Acosta más pequeña, más retrógrada y que mire al pasado con el sofisma de que en un edificio crecerán las artes: las artes crecerán cuando haya una política sistemática para impulsarlas, situación que hoy en Acosta es una quimera.
*El autor es periodista, director de EL JORNAL y Máster en Literatura.