(VIERNES 30 DE DICIEMBRE 2022-EL JORNAL). La historia de amor idílica entre el Nobel de Literatura, Mario Vargas LLosa, y la diva de la revista Hola, Isabel Preysler, acabó en un culebrón inesperado, porque todo el tiempo la pareja vendió la idea que aquello era un amor mágico, aunque tardío.
Ahora que el amor voló por los aires, el entorno de Vargas Llosa sale a justificar al escritor al sostener que eran incompatibles. Que a él le gusta la cultura y a ella el espectáculo. Que son dos mundos irreconciliables.
El escritor, incluso, llegó a colar un cuento autobiográfico en su libro Los vientos, en los que deja muy mal parada a la Presley, mientras él asume sentimientos de culpa por haber abandonado a su prima Patricia Llosa.
El culebrón del Nobel y la coqueta Preysler parece sacado de un fragmento de La tía Julia y el escribidor, la novela en la que Pedro Camacho es ese personaje divertido y carroñero cuando en materia de amor se trata.
Es decir, es como si las páginas de aquel libro llamaran a su autor, ahora en condición de protagonista del corazón, y le reclamaran haber caído en las garras de la prensa rosa y en los amores furtivos con una celebridad.
El hecho de que Vargas Llosa prácticamente humille a la Preslyer en Los Vientos lo pone en una situación delicada, pues revela que su cobardía lo llevó a refugiarse en la ficción antes que aceptar su paso en falso en toda su dimensión.
Y que ahora venga su entorno a dar a entender que la relación era como la Bella y la Bestia, pero esta vez a la inversa, porque el cerebro de la influencer no daba para una conversación de cinco minutos, es una huida inverosímil por parte de quienes arropan al autor de Conversación en la catedral.
El culebrón de Vargas Llosa y la Preysler no lo hubiera ni siquiera imaginado Corín Tellado, a la que alguna vez visitó el escritor para mostrarle, de esa manera, que las 5000 novelas publicadas de alguna manera tenían el valor de la constancia.
Hoy Vargas Llosa es un actor de la Civilización del espectáculo, esa que todo lo banaliza y contra la que él escribió el ensayo en 2012. El corazón, no obstante, traicionó al magnífico escritor y al verse contra las cuerdas lanza, a través de terceros, los dardos contra la Preysler, que sin duda estará pensando en cómo saldra en una futura portada de Hola.