(JUEVES 26 DE SEPTIEMBRE, 2024-EL JORNAL). Torneos cada seis meses, dos campeones en el año y jugarse la posibilidad de que el equipo más regular, como fue siempre, no levante el cetro.
Eso es lo que pasa hoy con los Torneos de Apertura y Clausura, los cuales obligan a una planificación mucho más acelerada por parte de los clubes.
El resultado es que las urgencias van ganando por goleada. Esto por cuanto, un equipo pierde cuatro partidos y ya los dirigentes se ven en la encrucijada de si darle el respaldo al entrenador o cambiar de timón, porque los márgenes de maniobra son muy estrechos.
Frente a esta situación, la dirigencia de la Fedefútbol y la Unafut debe encontrar una salida que beneficie a la colectividad, e incluso al aficionado, que no siempre que va al estadio se topa con partidos dignos de la Primera División.
Lo que no debe de suceder, es seguir por el camino andado en los últimos 15 años, porque está demostrado que los torneos cortos no generan un verdadero beneficio al fútbol como deporte, quizá si se como negocio, el asunto cambie.
Si al final de la temporada, el mejor no sale campeón, hay ya un problema, y esa realidad la hemos visto en varias oportunidades en Costa Rica. Habría que preguntarse por qué en las principales ligas del mundo siguen con la idea de que tiene que ser un campeonato largo, al final de cual el que tiene más puntos gana. Es una operación aritmética fácil de realizar y de entender, por qué, entonces, aquí se imita a los argentinos y a los mexicanos, si estos últimos, por ejemplo, ya se cuestionan qué tan pertinente es su forma de jugar el campeonato.
Hallar una manera alternativa de disputar el campeonato, que logre una sinergia entre lo económico y lo deportivo, y que sea a la vez un sistema que premie los mejores rendimientos, es el gran el reto que tiene el fútbol costarricense en el corto plazo.
Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez. Esta columna se publica a diario en FXD y EL JORNAL
