(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 12 DE OCTUBRE, 2020-EL JORNAL). Algunos ilusos sostienen hoy: 12 de octubre de 2020, 528 años después de que Cristóbal Colón llegara a América, que el fútbol y la política son incompatibles.
El fútbol es fútbol y la sociedad es la sociedad. Ese es el triste, vacío e incongruente discurso que se vende en las muy deficientes escuelas de periodismo y que se replica en otras esferas de la vida nacional.
Santiago Segurola hizo un valioso estudio en su libro “Fútbol y pasiones nacionales”, en el que evidencia que mucho antes de que explotaran la guerra en los Balcanes, ya en las gradas era posible detectar las fricciones y los descontentos.
Y ayer en lo más interesante que pasó en el estadio Carlos Ugalde fueron las respuestas que dio el entrenador sobre cómo recibió el equipo y de cómo él no tenía por qué refugiarse en excusas, como sí lo hace el mismísimo Presidente de la República Carlos Alvarado.
¿Van a sancionar a Jeaustin por aludir al Presidente? ¿Pedirá la Federación Costarricense de Fútbol a la Unafut que proceda a sancionar a Jeaustin porque no es políticamente correcto y los miembros del ente federativo quieren seguir hermanados con el Gobierno?
Jeaustin, como cuando jugaba como volante de contención, recuperó una pelota en la conferencia de prensa, la puso al piso, y de inmediato negó que fuera a buscar justificaciones por el hecho de que San Carlos aún no despega.
“Vengo llegando, pero no voy a hacer como el Presidente de la República, diciendo que el desastre se dio antes”, dijo en su comparescencia tras el 0 a 0 con que su equipo igualó ante Jicaral.
Y posteriormente, por aquello de que algunos no hubieran comprendido su mensaje político, fue enfático, para que no quedaran dudas.
“No voy a decir que yo me encontré con este equipo y no fui quien lo formé. Eso es actuar como el Presidente”.
En medio de los sucesos políticos, los bloqueos y el descontento generalizado por el rumbo que lleva la gestión de Carlos Alvarado y su gabinete, a Jeaustin no le tembló el pulso para lanzarse al agua y dejar clara su posición política y su actuar como entrenador.
El proceder de Jeaustin es inusal y es bienvenido. El fútbol debe tener gente que piense más y que piense mejor. Es un error asumir, aunque pocos lo creen todavía, que el fútbol se juega con los pies.
Muchos como César Luis Menotti, que condujo a Argentina al campeonato mundial en 1978, lo juegan sobre todo con la cabeza. Menotti tuvo que hacer malabares para mantenerse en su puesto en medio de la atroz dictadura que oprimía a su pueblo.
Fútbol y política es un binomio válido, interesante y muchas veces, como en esta coyuntura, necesario.
Jeaustin se anotó un gol sorpresivo con su valentía en el banquillo y en la arena política: que un técnico agita así las aguas, es refrescante y esperanzador para el fútbol nacional.
*Periodista, escritor y comentarista. Premio Nacional de Periodismo Pío Víquez.