FÚTBOL PRESSING
(SAN JOSÉ, COSTA RICA, 03 DE ABRIL-2018-EL JORNAL). Todavía hay muchos que le niegan al fútbol su belleza artística, porque piensan que es un deporte de trogloditas, en el que todos corren tras un balón.
Hoy Cristiano Ronaldo volvió a recordar, con su excepcional gol de chilena ante la Juventus, esa magia artística del fútbol que enciende las pasiones como ningún otro deporte en el mundo.
La jugada tiene una plasticidad extraordinaria y vista en cámara lenta es una postal para la eternidad. La grandeza, no obstante, no está en el gol en sí mismo: está en la perseverancia que ha tenido Cristiano para insistir en conseguir ese tanto desde que llegó al Real Madrid hace nueve años.
En muchas ocasiones, Mr. Champions, como lo bautizó Antonio Romero, el narrador estrella de la Cadena Ser, ha hecho el ridículo al tratar de alcanzar ese soñado gol. No sucedió eso con el pase que le dio Carvajal.
Pese a las críticas e incluso a la burlas, Ronaldo prosiguió fiel a su anhelo: y lo intentó una y otra vez, hasta que hoy, en el minuto 64, le regaló ese gol a los seguidores del Real Madrid, a los de la Juventus, quienes tuvieron la grandeza de aplaudirlo, y al mundo entero, que miró a través de la pantalla cómo se elevaba en el cielo de Turín para dejar sin ningún chance a Gianluigi Buffón.
El diario Marca tituló muy bien: “Cristiano se gana el cielo”. La proeza no se discute, pero lo más importante es el alma que hay detrás de ese gol, el afán, la certeza de que, si se intenta las veces que sean necesarias, se cruza a la otra orilla.
Del gol de hoy, se hablará, al menos, en las próximas dos décadas, hasta que venga otro que también haya soñado con los más pródigos malabares: los malabares del corazón, que todo lo puede, si todo lo quiere.
